Pov Pandora:
Suelto lentamente el humo de mi pucho y observo la hora en mi reloj, son más de las tres de la madrugada, y salvo por los borrachos que veo entrar y salir del local de enfrente, no hay nadie en la calle por acá. La verdad, quizás hasta me da un poco de pena a la vez que me causa molestia el verlos: algunos están tan mal, que los he visto quebrar en plena vereda mientras que otros ni siquiera podían mantenerse de pie por su propia cuenta. Francamente patético, ¿es que no tienen control de bebidas en éste lugar? Supongo que importa más la guita que la seguridad de sus clientes. Casi podría apostar a que incluso les dan las llaves de sus autos cuando salen estando así de empedados...
Como sea, eso no interesa, yo estoy esperando a alguien en específico y aún no ha asomado siquiera su nariz, lo que me está empezando a molestar. ¿Cuánto más va a aguantar ahí adentro?
Un nuevo relámpago ilumina el cielo, seguido de un trueno retumbando con fuerza y casi gritando que en cualquier momento, el cielo va a empezar a caerse. Quizás sea bueno, el agua puede llevarse la sangre... No es que vaya a torturarlo aquí mismo, pero si se pone jodida la cosa, voy a tener que ver qué tan fácil le puedo sacar sangre para ponerlo en su lugar y limpiar los restos de mi diversión es bastante incordioso.
De todas formas, estoy perdiendo la paciencia y, si eso pasa, voy a ir yo misma por Díaz y a sacarlo de ahí dentro, quizás en pedazos, no puedo prometer que entero. Mi humor y la letalidad van de la mano.
Sé que está ahí, los prospectos estuvieron vigilando y lo vieron entrar hace unas horas después de una semana de inactividad prácticamente total, así que no pienso desperdiciar la oportunidad. Voy a esperar toda la noche si es necesario, no me voy a ir sin su culo inconsciente subido en la parte de atrás de la camioneta.
Un mensaje entrando hace vibrar mi teléfono y al sacarlo, veo que es uno de los que están dentro, avisando que nuestro objetivo finalmente se mueve. Gracias a Dios... se me estaba pudriendo la paciencia. Un poco más, y seguramente habría tenido que pagar por los daños que habría causado en el local cuando fuera a arrancarlo de la silla donde, muy posiblemente, alguna de las chicas estaría ganándose el pan.
Me bajo completamente de la moto, le doy la última calada a mi pucho y lo aplasto contra la suela de mi bota para tirarlo en el tacho más cercano y encaminarme hacia la entrada. Me apoyo en el caño de luz y espero, solo unos segundos, hasta que lo veo asomar por el umbral. No está muy borracho, es evidente, lo que me indica que no es tan idiota, por algo cobra lo que cobra, sabe que nunca hay que estar en desventaja, sobre todo cuando se trabaja en algo como lo suyo. Un punto a su favor.
No importa, eso no cambia la situación, totalmente en pedo o completamente sobrio, no hay diferencia, hoy termina en mi mazmorra.
-¿Te cansaste de chupar?
Mi voz lo hace darle atención a mi presencia y sus ojos me escanean rápidamente de pies a cabeza. Su gesto es difícil de leer, está bastante neutro, mas noto en sus ojos el interés, ya sea curiosidad o desconfianza, tengo su atención, que es lo que quería.
-¿Te conozco?
-¿Deberías?
-¿No deberías responder eso vos?
-Te noto tenso, ¿te asusto?
-¿Por qué me daría miedo una pendeja que no parece tener más de veinte años?
-Las apariencias engañan, deberías saberlo ya.
Una sonrisa de las mías es la única advertencia que recibe antes de que, un cuchillo arrojadizo, largo y fino como un palillo chino (sumamente afilado), se dirija en su dirección desde mis dedos y se ensarte en su hombro. Es tan de sorpresa, que no se lo espera en absoluto y no puede evitar que se le incruste en la carne. Suelta un pequeño gruñido por el dolor.
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La Reencarnación de Pandora (Serie Veneno sobre ruedas II)
RomanceCuenta el mito griego, que Pandora fue quien liberó todo el mal que había dentro de una pequeña cajita, dejando caer sobre la humanidad plagas, dolor, sufrimiento, muerte... Ahora, la historia vuelve a repetirse, pero ésta vez, el "mal" no va a sali...