La venganza es dulce...(parte 1)

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Me miro en el espejo una última vez mientras acomodo los últimos cuchillos en sus fundas. Parezco una asesina a sueldo, quizás una mezcla de Alice de Resident Evil con Selene de Inframundo. La única diferencia con ellas es que, en mi guardapolvo de cuero, tengo una capucha, la cual tapará lo suficiente como para hacer sombra hasta la mitad de mi cara. Nadie sabrá quién soy, o mejor dicho, quién de todas soy.

Sí, las cuatro vestimos iguales: Valkiria, Medusa, Molly y yo llevaremos exactamente la misma ropa, ellas tres el pelo atado para que no sea posible verlo por fuera de la capucha, y atacaremos al mismo tiempo. Ese infeliz no tiene idea de lo que le espera.

En cuanto las otras dos llegaron a la oficina de Witch, las cinco rodeamos el mapa que tenía la peliverde y empecé a explicar lo que se me había ocurrido. Resultó que el lugar tenía cuatro entradas, al ser un edificio de almacenamiento, las cuales, según lo averiguado por mi brujita, están todas custodiadas. Mientras que los hermanos eliminaban silenciosamente a los hombres que se encontraban afuera, que eran unos cuantos y vigilaban (supuestamente de forma discreta) el perímetro, cada una de nosotras se acomodaría en una de las puertas y entraría por ella, todas a la vez, avanzando por los pasillos asesinando a todo el que se nos cruzara.

Subiremos por las escaleras a los otros pisos, siempre en una especie de formación, en un orden que cambiará en cada uno que pasemos para que no puedan preverlo y en tanto nos encargamos de los de adentro, los que están afuera impedirán que nadie entre o salga. Además, con el bloqueador de señal que van a llevar para Witch, nadie más podrá venir a asistir ni tampoco podrán advertirle a quien sea que se llevó a Big Demon de lo que está pasando. Va a ser una buena sorpresa cuando nos vean llegar. Devon va a decirme exactamente dónde lo tienen, por las buenas o por las malas, porque voy a conseguir la información, así tenga que pasar días enteros practicando cada método de tortura que conozca.

Aunque, conociendo a los de su tipo, dudo mucho que eso sea necesario. Algo me dice que es el tipo que se hacen los rudos, y cuando llega la hora de la verdad, se quiebran más fácil que una ramita seca. Ya lo veremos, por ahora, es momento de ir a buscar a todos, porque llegó el momento de que nos pongamos en marcha.

Poniendo la capucha sobre mi cabeza, salgo de mi pieza y bajo las escaleras hacia el garaje. Tres figuras más, iguales a mí, me esperan al pie de la misma y, en cuanto las alcanzo, las cuatro nos encaminamos hacia las motos.

Rescatamos la bestia de Spawn, que ahora es propiedad de Molly, y como ella ya sabe cómo usarla, las cuatro haremos el camino en motocicleta en lugar de en camioneta. Las dejaremos un poco antes del edificio, en la obscuridad al cuidado de los prospectos, y nos acercaremos entre las sombras para no ser vistas hasta que sea el momento.

En cuanto Franki nos ve, repasa a todas para ver cuál es cuál, cosa que no logra, debido a que nos hemos encargado de ocultar hasta el último detalle que pueda diferenciarnos. Hasta los tatuajes visibles en las manos hemos cubierto con base para que no puedan distinguirse.

Sin embargo, hay alguien que sí que puede, y ese es el osito peludo que hay junto a él, síp, no hablo de otro que de mi gordo, ese que tanto lloró cuando me vio por fin después de tanto, y al que trajimos des club de los Hell Demons destruido... otra vez.

Satanás se acerca a mí y alza su pata, rascando suavemente mi pierna en un intento de llamar mi atención. Su acción me resulta tierna y cómica, por lo que me agacho y, retirando mi capucha, lo mimo en la cabeza, el cuello y el lomo, y por su lloriqueo, también lo abrazo, sintiendo un par de segundos después, como empuja con sus hombros como queriendo ponerse en dos patas, lo suelto, y él se alza y se apoya en mis hombros, dándome una lamida en el cachete, lo que me hace reír de nuevo.

-Tranquilo peludo, ya vamos a traer de nuevo al Demonio, no te preocupes.

Su sonrisa perruna es acompañada por un nuevo lambetón en mi cara y un ladrido feliz que me saca una sonrisa.

La Reencarnación de Pandora (Serie Veneno sobre ruedas II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora