Cuenta el mito griego, que Pandora fue quien liberó todo el mal que había dentro de una pequeña cajita, dejando caer sobre la humanidad plagas, dolor, sufrimiento, muerte...
Ahora, la historia vuelve a repetirse, pero ésta vez, el "mal" no va a sali...
(No sé que pasó gente, pero lo volví a publicar y ahora está todo como debe. A la que no pudo leerlo antes, que lo disfrute ahora.)
Pov Pandora:
Miro el atardecer que empieza a darse mientras estoy sola en la costa tras el club. No tengo mi teléfono encima, por lo que no sé qué hora es y, francamente, tampoco me importa en este momento, solo quiero quedarme rodeada del pacífico sonido de las olas en la arena, ya que nada más parece poder acallar el horrible ruido de la "despedida" de Líon de hace dos días.
Sí, ya pasaron dos días desde que volví de Rusia y tuvimos esa "charla", dos días desde que lo sabe todo, desde que dijo que no sabía si podría perdonarme, desde que se fue dejándome prácticamente abandonada con el corazón cayéndoseme a pedazos al tiempo en que me cuestionaba cada decisión que tomé en este tiempo.
Como no atendía mi celular, vinieron a buscarme al lago y, si no lo hubieran hecho, no estoy segura de que fuera a moverme de ahí por un buen rato, mas Franki me obligó a volver al club, que las cosas no estaban como para que durmiera a la intemperie y desprotegida, aún con mi secreto de identidad oculto y sabiendo lo que sé de defensa y demás. Es un paranoico, sin embargo, le hice caso y me monté en mi nuevo juguete para volver al club y me mantuve aislada de todos durante estos días con la intención de reponerme, no obstante, se me está haciendo muy difícil, temo no lograrlo y menos si él decide que, todo el tema, es demasiado como para perdonarlo así como así.
He tratado de mantener mi mente entretenida con el papeleo del club, con ejercicio y hasta con torturas, no obstante, nada me ha ayudado, lo único en mi cabeza es su tono tan... no sé ni cómo describirlo, pero no eso no quita que me caló hasta lo más profundo e hizo que mi corazón se partiera en pedazos, dolorosos pedazos que casi puedo jurar que sentí caer uno por uno hasta el piso y hacerse añicos al impactar con éste.
- Miaw...
Ese maullido me hace volver la mirada hacia atrás y me doy de lleno con un par de enormes ojos amarillos los cuales ahora son un fino aro dorado alrededor de dos redondas pupilas negras, a su vez, de un lustroso pelaje negro. Esos dos orbes me contemplan fijamente desde la sombra que le brinda mi cuerpo.
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- Hola Lucifer.
El minino vuelve a maullar y se acerca a mí, acomodándose en mi regazo y haciéndose una bola sobre mis piernas para que le haga mismos, lo cual hago enseguida, hundiendo los dedos en su suave y azabache pelaje, escuchando y sintiendo cómo inicia a ronronear en el momento exacto en que mis caricias comienzan y él disfruta de ellas.
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