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James Parker*

Ha pasado una semana desde que Kathy se marchó sin dejar rastro de ella, acción que me mantiene alerta, ya que ella es una mujer que da el golpe sin avisar, cuando ella regresó así sin avisar me tomé la libertad de investigar el por qué de su llegada repentina.

Pues resulta que ella trabaja para algunos mafiosos que residen en el país es por eso que regresó de sorpresa, lo que no entiendo es por qué razón se fue, pero no me quedaré de brazos cruzados eso nunca.

Después de estar con Ava toda la mañana y hablar con el abogado que llevará el caso de Harry, decidí dar una vuelta por la inmobiliaria, ya que mi tío tiene la cabeza hecha un caos, salí del departamento de Ava, me subí a la camioneta y me dirigí hacia mi destino. 

 Al llegar aparqué en el parqueo subterráneo, me bajé de la camioneta y me dirigí hacia el ascensor, coloqué los dígitos y enseguida me encontraba subiendo hacia el primer nivel, al entrar fui hacia mi oficina.

Entré a mi oficina y me puse a organizar unos informes que me había entregado April, mientras me enfocaba haciendo eso vi como Chris se adentró en mi oficina, traté de poner mi mejor cara para que él no sospeche de mí.

—Hola, viejo.— Dijo Chris mientras tomaba asiento en uno de los sillones que estaban al frente de mi escritorio.

—¿Qué tal?— dije algo seco.

—Todo bien.

— Que bueno.

—¿Por qué no te presentaste en los entrenamientos esta mañana?

—Se me presentó un pequeño inconveniente, nada que no pueda resolver.

—Entiendo.— estaba impaciente.— ¿Y Ava ella ya no volverá a trabajar acá?

—¿Por qué te interesa?— pregunté.

—-¡tranquilo! Ella no es mi tipo, solo preguntaba por curiosidad.

—Aunque fuera tu tipo, sabes muy bien que rompería tu hermoso culo sirenita, porque esa es mi mujer.

—Es increíble de como pasaste de ser el hombre más mujeriego de todo Londres a estar enamorado de una sola.

—Lo es.— sonreí.

—Por cierto venía a pedirte los informes de Mark.

—¿Para?— sabía que pocahontas había venido por algo, él no da un paso sin joder.

—Lo necesito, hay cosas que él no colocó.

—No te preocupes yo se las añado.

—De verdad lo necesito.

—Pues lo siento Justin Bieber, pero mi tío dio una orden y esos expedientes no pueden ser manipulados por nadie más que no sea yo.

—¿Cuándo dejarás de ponerme apodos?—dijo algo molesto pero con una sonrisa.

—Cuando dejes de ser mi grano en el culo, ahora pon tu hermoso culo a moverse y sal de aquí Brad Pitt.

Él salió de mi oficina con una sonrisa burlona, yo dejé caer mi cabeza en sillón reclinable, ese pendejo quiere los expedientes para manipular toda la información, tengo que buscar la manera de sacarlo de aquí para que a campanita no se le ocurra la brillante idea de venir a buscarlos cuando me vaya. 

 Tomé los expedientes los entré en un maletín y fui a la oficina de David, él, Job, Ava y yo nos estábamos encargando de desmantelar a Chris y a toda su red, salí de la oficina, entré a la de David y este se estaba tomando un café frente a la computadora.

Incontrolable deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora