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Ava Smith*

Después de haber salido como una loca ayer del trabajo Job decidió llamarme para invitarme a un parque con nuestros niños, me parece muy buena idea quiero pasar tiempo con Job y Kiara, ya que ellos no tienen a nadie, solamente a mí hasta donde sé. 

 Me vestí lo más casual que pude, hice lo mismo con Noah y fui directo al parque, decidimos juntarnos allá, al llegar veo a Job desde lejos sentado con la niña en un banco, me acerco con Noah y enseguida nos saludamos, Kiara saltó a mis brazos me encantaba estar cerca de ella la aprecio mucho.

No sentamos un rato a hablar mientras que los niños jugaban en unos toboganes que quedaban justo al frente de nosotros así podíamos verlos mientras nosotros dos hablábamos.

 — Lamento haber salido así de la oficina de Mark sin decir nada.— di un suspiro dejándome caer de espalda en el banco.

— Yo te entiendo tienes todas tus razones Mark y James se están comportando como unos idiotas.

— Me sentí mal al ver como quieren tener posesión de mí, me gusta James y pensé que con él quizás iba a ser feliz, pero es todo lo contrario.

— James es bueno, pero a veces no sabe como actuar, puede decirte cosas que realmente no siente, solo para alejarte cuando se siente débil.

— Yo olvidaré todo me enfocaré en mi hijo y en la misión de mañana, eso es lo que más me preocupa.

— ¿Vas a ir?

—Claro no dejaré que vayas solo, además es por un día, mañana mismo retornamos.

—Creí que no ibas a ir.

—Al principio no, por Regina, luego pensé en ustedes y en lo mucho que me necesitaran.— dije dándole una palmada en la espalda.

— No quiero que asistas con nosotros por lo que pasó la última vez, es tu decisión no puedo oponerme.— negaba con la cabeza.

— Nadie va a morir te lo prometo.

— Eso espero.

— ¿Con quién dejarás a Kiara?

— Le pagué a una amiga para que la cuide.

—Sabes que la puedes dejar en mi casa, eres tan terco que ya dejaré de insistir con lo mismo.

— Me parece bien mi querida Ava.— dijo riéndose a carcajadas.

Pasamos toda la tarde hablando, riéndonos y jugando con nuestros hijos nunca había tenido una amistad de tan poco tiempo tan hermosa como la que he construido con Job, cenamos y luego cada uno se fue a casa. 

 Llamé a Harry para saber si Noah podía quedarse con él, pero me dijo que él debía viajar a Italia por cosas de negocios, por un momento pensé que podríamos coincidir me saque eso de la cabeza.

Decidí pagarle extra a Celeste para que se quede con el niño así me siento más segura, Noah se durmió en el camino mientras conducía a casa, lo tomé entre mis brazos y lo acosté en su cama, le di un beso porque sé que no podré despedirme de él.

 Debo ir al aeropuerto a eso de las 5 de la mañana para partir con los chicos, fui a mi habitación me di una ducha y me puse una ropa cómoda, ya que es con la que me iré, saqué mi mochila y eché lo necesario, mi traje especial y otras pertenencias, miré el reloj y eran las 10.pm, me acosté en la cama para ver si dormía algunas horas antes de irme.

Desperté veinte minutos antes fui al baño lavé mi cara y cepillé mis dientes, tomé mis cosas y las llaves de la moto, al bajar todo estaba apagado así que le dejé una nota a Celeste para que sepa que me fui, bajé al parqueo coloqué mi casco y encendí la moto, iba a una velocidad prudente, al llegar al aeropuerto, le doy mis llaves a uno de los encargados de los autos, me dirijo al jet privado donde desde lejos visualizo a Mark y a los demás. 

 Me acerqué al jet Mark intentó hablarme, lo ignoré totalmente, me senté al lado de la ventanilla en el último asiento de atrás, estaba bien retirada de los demás puse mi equipaje en el asiento del frente y recosté la cabeza, mientras me sumergía en mis pensamientos sentí como se sentaban a mi lado, abrí los ojos y era James quien estaba a mi lado.

— Genial lo que me faltaba.—dije entre dientes vi como él soltó una risa, me escuchó.

— No te molestes, siempre que viajo me siento aquí, me gusta más.— dijo guiñándome un ojo.  

— Total el jet es tuyo de igual forma sería injusto de mi parte pedirte que te muevas de asiento.— digo resignada.

Vi como presionó un botón que enseguida subió una puerta delante de nosotros quedando cubiertos por esta puerta, me sorprendí al ver tal acción.

—¿Qué haces?— pregunté algo anonadada.

— Ahora que tenemos más privacidad sin la mirada de Mark ni la de los chicos quiero pedirte perdón Ava, fue una inmadurez de mi parte irme a los puños con ese idiota.

— Está bien ya déjalo yo pasé página.

—-¡Mírame! — me dijo de manera autoritaria haciendo que lo obedezca.

— Lo que dije en el hotel fue una mierda no es real, yo solo mentí porque tengo miedo de joderte la vida, no quiero hacerte daño, no me lo perdonaría.

Mierda todo lo que me dice es en serio veo en sus ojos arrepentimiento, no puedo evitar las ganas de sentirme bien ante su confesión, pensaba que era un juguete para él pero me equivoqué. 

 James se acercó al lóbulo de mi oreja y de manera sensual comenzó a lamerla y morderla haciéndome soltar leves gemidos que me vi obligada a callar para que los demás no se enteraran, su mano fue descendiendo por mi cuerpo hizo una breve parada en mis senos, por encima de la tela de mi blusa comenzó a rozar la yema de sus dedos sobre mis pezones haciendo que estos se pongan erectos por su toque.

Mordía mi labio por el placer que me estaba proporcionando, este hombre va a ser que me vuelva loca más de lo que estoy por él, sus manos siguieron bajando hasta llegar a mis muslos, los apretó, dio leves caricias en ellos para luego entrar su mano por mi falda, mi intimidad estaba húmeda sentía lo empapada que estaba.

 Hizo a un lado mis bragas sin quitármelas y con sus dedos rozaba mi feminidad dándome un placer que solo él sabe darme, me siento en el paraíso a su lado, entró dos dedos y comenzó a moverlos de una manera lenta pero tortuosa para mí.

— Me encanta cuando estás mojada para mí.— su voz era ronca por la excitación.

— James... Por... Fa...— dije entre jadeos.

Al ver mi grado de desesperación aceleró el movimiento provocando que arqueara mi espalda, mi mano sujetaba su mano para que no parara, mis gemidos él los callaba con besos, sus movimientos eran rápidos, placenteros, entraba y sacaba sus dedos de mi hueco, unos movimientos más y pude sentir como mi vientre se contrajo él lo notó y aceleró más, mordí mis labios al sentir mi orgasmo llegar.

— Me encanta tu sabor y más cuando es de esta forma.— lamia sus dedos.

Fui al baño que estaba detrás de nosotros me lavé las manos y mojé mi cara para calmar la calentura que tenía en estos momentos, al salir veo que ya bajó la puerta y está viendo una película en la televisión.

 Decidí acostarme un rato, ya que el día de hoy iba a ser bastante largo presiento que nada bueno va a pasar y eso es lo que más me aterra lo que pueda llegar a pasar de ahora en adelante.

Incontrolable deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora