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Ava Smith*

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Ava Smith*

Después de que hablé con Juan han pasado 4 días ya mañana es la misión debo decir que los chicos no soportan a Regina, Mark se ha encargado de entrenarla, no la soporta lo que me causa una satisfacción enorme, en cuanto a James pues muy pocas veces lo he visto en todos estos días, debo decir que me ha hecho falta escuchar su voz sentirlo, parece que necesita espacio o algo parecido. 

 Me encuentro en las duchas después de un duro entrenamiento con los chicos lavé mi pelo, había sudado mucho, me puse unas tangas, una falda color rosa pálido con una blusa que no lleva sostén, unas zapatillas, dejé mi pelo suelto para que se seque, recogí mis cosas y salí con destino a la oficina de James.

Toqué varias veces la puerta y no obtuve respuesta por un momento llegué a pensar que podría estar follando como aquella vez, hice a un lado esos pensamientos y decidí entrar, James estaba sentado mirando hacia la nada con una botella de whisky en la mano, pero lo que más me llamó la atención fue ver una pequeña bolsita con polvo blanco a un lado y un billete enrollado.


Me acerqué a él y quité esa porquería la eché a la basura y él me dio una mirada de tristeza, le puse seguro a la puerta para que nadie entrara y lo viera en ese estado, me acerqué a él y me senté a horcajadas sobre él, le quité la botella de whisky de sus manos y la puse a un lado, sus ojos se posaron en los míos y pude ver que estaban hinchados de tanto llorar, acaricié su rostro y él solo cerraba sus ojos ante mi toque.

Junté nuestros labios dándole un beso suave sin desespero, mis manos fueron a su nuca y acaricié su cabello, luego decidí terminar de quitarle los botones que faltaban a la camisa para quitarla de mi vista me estorbaba verlo con ella puesta, mis manos acariciaban su torso pude notar que tenía aretes en sus tetillas, dejé de besarlo y bajé lentamente por su cuello mordía y chupaba su cuello, escuchaba como gruñía ante mi toque y eso me excitaba más.


Fui esparciendo besos por todo su torso hasta llegar a una de sus tetillas lamí y mordí cada una sentía su bulto debajo de mi sexo y eso me indicaba que le gustaba lo que le estaba haciendo, él acariciaba mis senos por encima de la tela, quitó mi blusa dejando mis senos expuestos para él.

Llevó uno de mis senos a su boca y comenzó a lamerlo, chuparlo y morderlo de una manera placentera de mi boca salían gemidos y eso provocaba que él se deleitara más al lamer mis pezones, mientras que con una boca los lamía con su otra mano tocaba mi otro seno haciendo movimientos rápidos en mi pezón.


Bajó la mano con la que rozaba mis pezones y la entró debajo mi falda arrancó mis bragas y las dejó caer al suelo, me sentó en el escritorio y tiró todo lo que estaba en el escritorio haciendo que caiga al suelo, entró un dedo a mi feminidad, soltó un gemido al ver lo mojada que estaba, decidió entrar otro dedo más, sus movimientos eran rápidos mis gemidos se escuchaban por toda la oficina.

— James... no... pares más rápido por favor.— dejó de lamer mi pezón y subió su rostro para besar mis labios. 

 — Eres tan rica, tus besos son una delicia, te deseo tanto Ava.— decía con la voz ronca de tanta excitación.

— James... ya fóllame por favor.— él mordió el lóbulo de mi oreja haciendo que mi calentura aumente.

Entraba y sacaba sus dedos de una manera rápida dándome placer, yo arañaba su espalda y mordía sus hombros, después de unos minutos llegué a mi orgasmo todos mis fluidos salieron de mi feminidad, antes de terminar de correrme él se agachó y comenzó a lamer mi sexo, su lengua es cálida eso provoca una sensación única, se levantó quedando a mi altura y frente a mí chupó sus dedos.

— Sabes a paraíso. 

 Le quité el pantalón como pude y luego bajé su bóxer, su miembro es enorme y encima de este pude notar un pequeño bulto que aquel día no observé, son perlas las reconocí al instante su miembro es perfecto.

Comenzó a rozarlo con mi feminidad, de mi boca salían gemidos, me torturaba eso ni dudarlo, me encantaba su manera de torturarme, era placentera y exquisita. 

 — Necesito meter mi polla dentro de ti ya no aguanto.— dice mientras muerde mis labios. 

 Sus manos se fueron a cada una de mis piernas abriendo paso para hundirse dentro de mí, antes de hacerlo continuó rozando su miembro de mi sexo.  

Sin pensarlo más se hundió en mí no fue suave y eso fue lo más me gusto, me encanta el sexo salvaje, sentía como sus perlas rozaban dentro de mí provocando placer. 

 ¡Ah James!— gimo lo más fuerte que puedo mientras me agarro de sus fuertes brazos y beso sus labios.

— Eso es preciosa gime demuéstrame que te encanta como te lo hago.

Escucharlo gruñir por el placer que mi cuerpo le brinda me hace sentir deseada por él y eso hace que quiera más de su cuerpo, ver como me embiste y muerde sus labios al ver como mis senos rebotan me encanta, los chupones que tiene en el cuello que no se pueden de ver de lejos por sus tatuajes también es delicioso, y pensar que todo eso lo causo yo en él eleva más mi ego como mujer.


De tan solo tener dentro de mí toda su polla que encaja a la perfección hace que quiera correrme otra vez, sus manos aprietan mis caderas marcando sus dedos en ella, llevó uno de mis senos a su boca mientras me embestía los chupaba tan duro que me hacía jadear de dolor, para mí era puro placer, dejó marcas por mis senos que sé que en unas horas serán notorias. 

 Mis manos suben a su cuello y prieto su polla y la succiono lo más que puedo provocando en él un gemido, él aprieta mis nalgas y pellizca de manera desesperada, siento que en cualquier momento me correré.

— Ava ¡Joder!— mi nombre sale de su boca de manera ronca provocando más excitación en mí.

Siento la parte baja de mi vientre comprimirse eso es señal que se aproxima mi orgasmo, él lo nota y aumenta el ritmo de sus embestidas, quiero que se corra junto conmigo lo necesito quiero sentirlo, luego de cuatro estocadas más llegué a mi orgasmo, después de tres embestidas sentí todo su líquido caliente dentro de mí, se siente riquísimo. 

 Él comenzó a vestirse, yo hice lo mismo, una vez que ambos estábamos vestidos vi como él se sentó en la silla nuevamente y se quedó mirando hacia la nada, me senté sobre sus piernas,  puso una de sus manos en mi cintura y otra en mi cara.

— No quiero que te vuelvas a meter esa mierda.— dije casi en un susurro.

 — Nunca lo he hecho, estoy siendo totalmente sincero contigo, si viste esa porquería es porque iba a intentar hacerlo para olvidar todos mis problemas, hoy cumplen años de muerto mis padres y esa fecha cada vez que se aproxima o llega me vuelve una mierda.

— No necesitas eso me tienes a mí, sé que llevamos poco tiempo conociéndonos, pero eso me vale, yo siempre estaré aquí para ti te lo juro.— miraba sus hermosos ojos mientras que le quitaba unos pequeños mechones de pelo que estaban en su frente. 

 — Yo también estaré siempre para ti.— dijo para después besar mis labios.

Le di un casto beso en los labios para salir de su oficina ya era tarde y debía irme a casa a preparar un bulto porque en la madrugada partiremos lejos de la ciudad hacia un hotel para pasar la noche y ver cada movimiento que de nuestro próximo objetivo.

Incontrolable deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora