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Ava Smith*

Llegué a tiempo para la cena dejé mi bolso en uno de los muebles y enseguida el rico aroma a pasta inundó mis fosas nasales, me dirigí a la cocina tomé un poco de jugo e ingerí el líquido, la nana de Noah estaba cocinando ella se percató de mi presencia y dejo de mover la salsa.

— ¿Dónde está Noah?— ¿Por qué no ha bajado a saludarme?— dije sin dejar de ver lo que se estaba cocinando.

— Su padre vino en la tarde a buscarlo dijo que lo regresará el lunes por la tarde.— le di una mirada con algo de cansancio.

— Ese idiota sabe que me molesta que se lleve al niño sin consultarlo antes conmigo, pero sé que lo hace para fastidiarme.

—Entiendo— ¿Quiere que le sirva la cena?

—Si por favor y añada otro plato a la mesa.

—¿Vendrá alguien a cenar con usted señora?

— Si,  tú cenarás conmigo y no está en discusión.

Salí de la cocina subí a mi habitación quité la ropa que traía y me coloqué una más cómoda, no me duché, lo había hecho después de entrenar, me senté por unos minutos en el mueble que estaba pegado al final de mi cama, mientras miraba hacia la nada llegaron recuerdos a mi mente de la pequeña escena que tuve con James, no sé por qué no logro dejar de pensar en él.

Bajé a cenar con Celeste, durante la cena nos mantuvimos hablando de todo tipo de temas, siendo sincera me agrada la compañía de esta mujer, ella lleva conmigo 3 años y para mí es como si fuera una eternidad, se preocupa por mi hijo, lo trata con amor, a decir verdad no la cambiaría por nada en el mundo.

Después de cenar la ayudé a levantar la mesa, lavamos los platos juntas y antes de cada una subir a dormir decidimos tomarnos un té  de tilo para relajarnos un poco, subí a mi habitación, me recosté en la cama y solo podía pensar en la misión de mañana por la noche, lo que más me aterra es que algo llegue a salir mal.

No sé cuanto tiempo me llevó quedarme dormida, lo que si sé es que el sonido del despertador me hizo caer de la cama, cuando abrí los ojos ya era de día y por la intensidad del sol supe que era medio día, mierda otra vez llegaré tarde.

Me duché lo más rápido posible, me coloqué una blusa y un pantalón largo, unos tenis negros y dejé mi pelo suelto, tomé las llaves de mi auto y mi celular hoy no utilizaré cartera, salgo disparada de mi habitación y sin decirle nada a la muchacha del aseo salgo de mi casa.

Hago una parada en Starbucks pido un capuchino, pago y salgo tomando café hacia la inmobiliaria, llego enseguida entro y tomo el ascensor coloco los dígitos y enseguida me encuentro en la planta de abajo.

Al entrar me dirijo a la oficina principal, cuando entro está James  hablando con los chicos y Juan estaba presente, todos posaron su mirada en mí y yo solo les di una sonrisa sin mostrar los dientes.

—Creo haberle dicho ayer que no me gustan las impuntualidades y que si volvía a llegar tarde que no se molestara en entrar a mi oficina— y este pendejo, no le derramo el poco café que me queda porque es lo único que me mantiene con energía en estos momentos.

Antes de abrir la boca Juan le respondió a James por mí.

— Yo fui quien le pidió que llegara después de almuerzo, Ava tiene una familia y debía arreglar unos asuntos antes de venir hacia acá.— James dirigió su mirada hacia mí con algo de confusión.

— Continuemos con lo acordado.

Luego de explicar nuevamente el plan alguno de los chicos se fueron a sus puestos de trabajo, le di una mirada a Juan de agradecimiento y decidí irme hacia mi casa, debía buscar el atuendo para esta noche, antes decidí pasar por la oficina de Job y April para recoger los micrófonos.

Incontrolable deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora