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Ava Smith*

Entramos a una enorme habitación al entrar a ella el olor a James inundó mis fosas nasales, ahí fue cuando supe que esta era su habitación, la observé detenidamente, tenía colores neutros, una enorme cama y varios muebles más.

—¿Pensé que no dejabas dormir a nadie en tu cama?— dije con una sonrisa.

—Tú eres la única que tiene ese derecho, eres mi mujer y la madre de mi hijo.

—¿Puedo usar tu baño?

—No preguntes, mi casa es tu casa.— me dio un corto beso en los labios y vi como comenzó a despojarse toda la ropa.

Fui al baño lavé mi cara, recogí mi pelo y me quité toda la ropa quedando solamente en ropa interior, salí del baño y James posó su mirada en mí, vi como su pequeño amigo se levantó y le di una sonrisa provocadora, me adentré a su closet y saqué una de sus camisetas me la coloqué sin sostén, esta solo cubría mi abdomen, mi trasero era visible y más con la tanga que llevaba puesta.

Me subí a la cama, me cubrí con la sabana, me acerqué a él y besé sus labios suavemente, paré el beso, coloqué mi cabeza sobre su pecho, con mis manos daba leves caricias por todo su torso.

—Si algún día llego a faltar, te quiero pedir que cuides de nuestro hijo y de Noah.— dije en un suspiro.

—Cuidaré de ellos, pero contigo a mi lado.— él dio un beso en mi frente.

—Te amo James, pero no quiero que te aproveches de lo que ocasionas en mí y termines jugando con mis sentimientos.

—Primero muerto, nunca jugaría con tus sentimientos.

Eso fue lo último que escuché, ya que terminé quedando rendida, creo que es la primera vez en mi vida que siento que duermo en paz en los brazos de un hombre, James transmite en mí una seguridad única.

Desperté por el sonido de mi celular, al observar la hora eran las 11 de la mañana, todavía estaba con mi cabeza sobre el pecho de James, él dormía plácidamente, me salí de su agarre sigilosamente para no despertarlo, fue vano él me sujetó más fuerte.

—Quédate otro rato más cerca de mí.— dijo adormilado.

—Debo ver quién me estaba llamando además ya casi es medio día cielo.— le di un casto beso en sus labios y me levanté de la cama.

Tomé mi celular vi que tenía dos llamadas perdidas de Job y varios mensajes, busqué su contacto y decidí llamarlo, a los pocos segundos contestó.

—¿Pasa algo?— pregunté.

—Un abogado que dice ser tu amigo está aquí en la casa, él solicita tu presencia.— dijo Job algo estresado.

—Gracias por decírmelo ¡no te estreses hombre! Ya voy para la casa.— dije riendo para luego cortar la llamada.

Puse mi celular nuevamente en la mesita de noche y fui en dirección al baño, antes de entrar la voz de James me llamó.

—¿Quién era?— Preguntó algo inquieto.

—Era Job.

—¿Pasó algo?

—No, solo llamó para decirme que el abogado que se encargará del caso de Harry me estaba esperando en casa.

—¿y por qué ese abogado tiene que reunirse contigo en tu propia casa?— vi como su lado posesivo se asomaba.

—Puedes calmarte señor celoso, primero es el mejor amigo de mi madre y segundo lo considero como un padre para mí.—dije negando con una sonrisa.

Incontrolable deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora