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Ava Smith*

Desperté por el sonido de mi celular lo tomé y enseguida vi que era Harry que estaba llamándome, frote mis manos en mis ojos y decidí levantarme, el sonido de la ducha se hacía presente me indicaba que James se estaba duchando, tomé mi celular y le marqué a Harry después de tres toques él contestó.

— ¿Qué sucede le pasó algo a Noah?— dije mientras me colocaba una bata de seda sobre mí.

 — No es Noah, llamaba para saber si ya te fuiste.— siento que eso no es realmente el motivo de esta llamada.

— ¿Dime de una para qué me llamas?— me estaba poniendo nerviosa. 

 Vi como James salió envuelto en una toalla solo en su cintura y al ver la expresión de mi rostro se quedó observándome.

— Sucede que una de la cocinera le preparó un emparedado con mantequilla de maní a Noah y no sabía que él era alérgico al maní.— mierda sabía que nada bueno podía ser. 

 — ¡Mierda Harry!, eres su padre no es posible que no sepas a lo que tu propio hijo es alérgico— dije casi gritando por el teléfono.

— Tranquila lo llevé al hospital y lograron para la alergia. — dijo intentando calmarme. 

 — Enseguida iré por mi hijo. — dije mientras una lágrima salía de mis ojos.

— No tu tranquila todo está bajo control, solo llamé porque Noah insistió, pero lo haré más tarde cuando despierte. 

 Corté la llamada y me tumbé en la cama las lágrimas no cesaban, no sabe nada de su hijo, le da cariño si, no solo se trata de eso, se trata de que sepa hasta en la forma en que defeca es su hijo.

James al verme se sentó a mi lado intentó tocarme, pero no hizo solo se limitó a preguntar si me encontraba bien, yo asentí secando mis lágrimas y dirigiéndome al baño para ducharme y bajar a desayunar. 

 Una vez que terminé de arreglarme de manera sencilla bajé a desayunar con los chicos, James no se encontraba en el desayuno y le resté importancia, la mañana fue tranquila, Job, April y yo nos quedamos en su habitación para hackear las cámaras de seguridad y ver cada paso de Pavel y sus hombres, los demás se fueron a entrenar, ya que la idiota de Regina necesitaba reforzar sus movimientos.

Después de almorzar con los chicos y vigilar a Pavel decidí subir a mi moto y pasear un rato por el lugar, mientras conducía mi moto vi una entrada solitaria hacia una montaña que era fácil de subir. 

 Me estacioné y comencé a subir en ella al llegar al tope vi la hermosa vista que esta me brindaba de todo el lugar, se veían las casas, los autos moverse, el hermoso verde la naturaleza, esta vista es hermosa.

Me senté juntando mis piernas sobre mis pechos y mientras miraba todo el panorama las lágrimas salían lloraba como una niña, mi vida era una mierda, no recuerdo cuando fue la última vez que sonreí de felicidad o la última vez que lo fui. 

 Sentí a alguien detrás de mí y sin pensarlo dos veces saqué mi arma y giré en dirección hacia la persona quedando frente a frente con ella, al verla bien me di cuenta de que era Mark.

— ¿Qué haces aquí, pude haberte matado?— dije mientras bajaba mi arma.

 —Venía con los chicos y vi tu moto estacionada y decidí detenerme para hablar contigo un rato.— dijo con una sonrisa.

— Pues gracias.— volví a sentarme nuevamente. 

 — ¿Puedo saber por qué lloras?— vi como se sentaba a mi lado.

Incontrolable deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora