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Ava Smith*

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Ava Smith*

10 mes después.

Despierto espantada en la habitación de un hospital, observé la habitación donde me encontraba en un sillón estaba Job durmiendo, iba a llamarlo, en ese momento ingresó un doctor a la habitación.

—Veo que has despertado.— dijo el doctor con una sonrisa.

—¿Por qué estoy aquí?— por instinto puse una de mis manos sobre mi vientre.— ¿dónde está mi bebé?

—Tranquila hace 10 meses te dispararon, esos disparos te ocasionaron un coma, tu bebé nació y está en perfectas condiciones.

—10 meses.— dije en un susurro.

Recuerdos de la misión para capturar a Pavel llegaron a mi mente, la imagen de mi hijo en brazos de Katy mientras que ella lo apuntaba a la cabeza, la imagen del cuerpo de April cayendo sin vida, todas esas imágenes hicieron que las lágrimas salieran disparadas, lloraba como loca.

En ese momento Job despertó, se acercó a la camilla, él estaba impresionado.

—¡Mi hijo!— grité como loca.-¿Cómo está Noah?

— Tranquila él está bien.— esta vez quien habló fue Job.

—Quiero verlo, quiero ver a mis hijos.— grité como loca.

—Doctor ¿por qué está así?— preguntó Job al ver mi estado.

—Es normal acaba de despertar de un coma, tiene muchas dudas y su cerebro no asimila a la perfección todo lo que le pasó.— contestó el doctor sin dejar de mirarme.

Me dolía la cabeza todos los recuerdos llegaban a mi cabeza sin darme tiempo a procesarlos uno por uno, en ese momento mientras el doctor me hacía unos chequeos vi como James entró por la puerta con café y otras cosas en mano.

Debo decir que se ve hermoso, tiene una barba de unos cuantos días, su cuerpo está fuerte, sigue siendo una belleza de hombre.Nuestras miradas conectaron, él soltó todo lo que tenía en manos y fue hacia mí, juntó nuestros labios sin darme tiempo a reaccionar, su beso era apasionado, nos abrazamos, vi como él comenzaba a llorar.

— Estoy aquí.— dije secando sus lágrimas.

—No vuelvas a hacerme algo así, no lo soportaría.— me miró a los ojos.

—¿Dónde están nuestros hijos?

— Están en casa de mi tío, él los cuida desde que pasó lo que pasó.

—¿Qué tuvimos?— pregunté.

— Una niña, una hermosa y saludable niña.— contestó.

—¿Cómo se llama?— pregunté con una sonrisa.

—No tiene nombre todavía.

—¿Cómo que no?— pregunté con confusión.

Incontrolable deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora