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Ava Smith*

Han pasado varios días desde que James y yo tuvimos sexo desenfrenado en la oficina de la casa, después de eso lo hacemos en cualquier parte de la casa, claro en la madrugada cuando los niños están dormidos.

En estos momentos estoy sentada en mi coqueta colocando un poco de labial sobre mis labios, hoy debo llevar a Noah por primera vez a ver a su padre, después del juicio de Harry y de yo quedar en coma, James y Job poco a poco le fueron diciendo la verdad a Noah sobre Harry, él lo tomó muy bien a pesar de la edad que tiene.

Tomé mi bolso y bajé hacia la cocina a desayunar con mi hermosa familia, cuando entré a la cocina vi la imagen más hermosa que mis ojos pueden ver, James estaba sin camisa moviendo suavemente el Moisés donde estaba Gianna acostada para que ella se durmiera, mientras que Noah desayunaba y él también.

Me acerqué a mi pequeña y la tomé entre mis brazos me serví un poco de desayuno y comencé a desayunar mientras que mi pequeña se alimentaba de mis senos.

—Y bien mi amor ¿estás listo para ver a papá?— pregunté con una sonrisa.

—Sí.— contestó Noah feliz.

Después de terminar de desayunar y que Gianna terminara de comer la coloqué nuevamente en su Moisés, tomé a Noah de la mano, me despedí de James y salí de la casa, nos subimos al auto y enseguida conduje hacia la prisión privada.

En el camino Noah iba tarareando una que otra canción mientras que yo iba enfocada en la carretera, después de 30 minutos llegamos. Hicimos el chequeo rutinario para poder entrar, nos dieron acceso, nos sentamos en una de las mesas a esperar a Harry.

Harry venía esposado, para que el niño no lo viera en esa condición los guardias se la quitaron antes de llegar, su aspecto no había cambiado mucho seguía siendo atractivo y sexy, estaba más musculoso.

Noah corrió hacia él y lo abrazó se me arrugó el corazón al ver su acción, se notaba cuanto mi pequeño lo extrañaba, Harry fue hacia donde yo estaba y se sentó frente a mí con Noah sobre sus piernas.

— No sabes cuanto me alegra que hallas despertado.— dijo con una sonrisa.

—Gracias ¿cómo estás?— pregunté con una sonrisa.

—Me acostumbro ya sabes.

—Me alegra saberlo.

—Lamento mucho lo de tu padre y Regina.

—No te preocupes, sé que lo sientes de corazón.

—Eres terca mujer, te dije que no lo trajeras y aun así lo hiciste.— dijo negando con la cabeza mientras reía.

—Y yo recuerdo haberte dicho que lo iba a traer de todos modos.

—Supe que tuviste una princesa y que es igual de hermosa que tú.

— Así es, déjame decirte que este caballero que tienes sobre tu regazo la protege como si no hubiera mañana.— dije mirando a Noah esta vez.

—Como debe ser, él sabe que debe cuidar de ti y de su hermana, ahora él es el hombre de la casa junto con James.

Hablamos de muchas cosas, al igual que Noah y Harry hablaron y se pusieron al día, después de visitar a Harry fui con Noah hacia el cementerio. Les compré unas flores a papá y a Regina, a pesar de todo eran mi familia y los extrañaba de una forma u otra, antes de bajar del auto miré a Noah el cual jugaba con su tablet.

—Cariño vuelvo enseguida sí.— dije mientras él me miraba.

—Si mami.

—No hagas nada hasta que vuelva.

Bajé del auto y me dirigí hacia la tumba de ambos, puse las flores en sus tumbas y dejé que las lágrimas salieran, no me había desahogado y este era el momento para hacerlo, lloré como niña durante un largo rato, después me despedí de ambos y volví al auto.

Llegamos a casa a hora del almuerzo, almorzamos juntos, James y yo hablamos sobre la visita de Noah a Harry y después de almorzar nos fuimos a la sala de estar a ver una película.

Incontrolable deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora