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Ava Smith*

Firmé los papeles donde decía que debía hacerme responsable por los gastos de Job y de que no lo desconectaran de la máquina.

El doctor me explicó que Job estaba en coma y que había muy poca posibilidad de que despertara pronto que el proceso era lento podía llevarse días, semanas, meses e incluso hasta años.

No me importó nada de lo que el doctor me dijo yo tenía fe de que él se iba a mejorar y despertar, al final la última palabra quien la tiene es Dios.

James me dijo que se iban a quedar para ayudarme con Job, yo les dije que se fueran y le dieran el reporte de la misión a Juan, además ellos me servían más allá que aquí, quería llevarme a Job para Londres no se podía, ya que corría el riesgo de que falleciera en el traslado así que decidí quedarme con él.

Llevo ya dos días en el hospital me he hospedado en el hotel que James reservó para mí, no puedo seguir pagándolo no por el dinero sino porque no quiero gastar un dinero que me puede servir para Job en algo innecesario como lo es el hotel.

Me encontraba en el mueble de la habitación del hospital mirando a Job, desde que vine el primer día y me quedé a cuidarlo no dejo de hablarle de todo el proceso, de decirle como está kiara en fin le cuento de todo un poco de cierta forma siento que me escucha.

La enfermera observaba cada cierto tiempo el monitor que estaba al lado de la cama de Job y anotaba en su libreta los avances de él.

Estaba respondiendo unos mensajes cuando me llegó a la mente el departamento que tiene Harry aquí en Italia creo que es perfecto para quedarme el tiempo necesario.

Busqué el número de Harry y decidí llamarlo para decirle que me quedaría en su departamento por unos días o el tiempo que sea necesario.

Su respuesta fue un sí y fue de esperármelo él nunca se opone a nada de lo que le pido aunque siendo sincera no suelo pedirle muchas cosas, en caso de que lo haga mayormente son para su hijo.

Me quedé todo el día esperando algún avance, pero las enfermeras me daban el mismo diagnóstico.

Le pedí a James que buscara a Kiara y la llevara a mi casa. Celeste cuida de ella y de Noah, la llamo cada vez que tengo tiempo para que me diga como están y saber de mis pequeños, sí porque Kiara también es como si fuera mía.

Ya era tarde la enfermera había entrado a anotar los avances de Job y hacer el chequeo rutinario, por lo que decidí despedirme de ella y de Job para irme a descansar.

Salí del hospital y me subí a la camioneta que James me había dejado para que pueda moverme en ella los días que esté aquí.

Iba todo el camino escuchando una canción de Pablo Alborán, tenía hambre así que aparque en un restaurante y ordené una pasta con berenjena y salsa a la marinada.

Esperé durante 10 minutos por el autoservicio, una vez que me entregaron la orden pagué y salí del restaurante.

Llegué al departamento de Harry estaba en el centro de la ciudad, a simple vista podías ver lo hermoso y lujoso que es.

El joven de la puerta recibió las llaves de mi auto y fue a dejarlo en el parqueo subterráneo, fui al ascensor y este me dejó en el piso 15 en el penthouse.

Al entrar el olor a limpieza inundó mis fosas nasales, estaba todo organizado y la decoración era moderna, delicada, entré dejé mi bolso y equipaje en uno de los muebles, fui hacia el comedor a poner la comida.

Cuando dejé la comida en la mesa vi a la señora del servicio preparando algo de cenar.

—¡Disculpe! ¿Eso que prepara es para mí?— dije viendo la sartén en la estufa.

—Se puede decir que si señora, pero también es para el señor.

—¿Como que el señor?

— Pensé que sabía que el señor Harry está en la ciudad y ya tiene varios días hospedándose aquí.

Mierda sabía que esto era demasiado hermoso para ser real, por eso no me hizo preguntas cuando le dije que me quedaría en su departamento.

—Está bien, por mí no se preocupe yo ya tengo que cenar.

Sin decir más me fui a la mesa y comencé a devorar lo que hace unos minutos había comprado, cuando terminé de cenar fui y eché la basura, me lavé las manos y me despedí de la señora.

Subí por las escaleras con mi equipaje y bolso en mano, entré a la segunda habitación estaba bien bonita y cómoda, cerré la puerta y dejé todo en un lado de la habitación.

Fui al baño, abrí la ducha, quité toda la ropa de mi cuerpo, lavé mi pelo, dientes y todo lo demás, al terminar salí busqué un pijama en mi maleta, me vestí y me recosté por unos minutos en la cama.

Incontrolable deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora