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Voluntariamente me acerqué a la mesa donde estaba Miguel Pérez y haciendo creer que iba a caerme dejé caer el trago que tenía en mis manos sobre su camisa, él me dio una mirada con una sonrisa sin mostrar los dientes

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Voluntariamente me acerqué a la mesa donde estaba Miguel Pérez y haciendo creer que iba a caerme dejé caer el trago que tenía en mis manos sobre su camisa, él me dio una mirada con una sonrisa sin mostrar los dientes.

—Lo siento tanto, que torpe soy no miré por donde iba.— de aquí a grabar con Vin Diesel por gran actuación.

— No hay nada que perdonar princesa, más bien debo agradecer que derramaras tu bebida sobre mí para así tener el honor de hablar con semejante belleza.— respondió de una manera provocativa, es increíble como un par de tetas y culo puede hacer todo el trabajo.

— ¿Lo debo tomar como un cumplido?— pregunté de manera sensual.

 —Como gustes tomarlo preciosa.

—Fue un placer conocerlo, ¿se llama?

— Miguel Pérez.— repasó mi cuerpo con la mirada.— ¿y usted?

— Mi nombre es Olivia, un placer señor Miguel.

Iba a la  barra cuando él volvió a decirme algo, bingo ya obtuve mi propósito.

— ¿Por qué no te tomas unos tragos conmigo?

— Claro yo encantada, no tengo compañía.

— Pues ya la tienes.

Le hice creer que estaba tomando, pero siendo sincera no podía darme el lujo de embriagarme para luego echar a perder importante misión, después de él estar bien borracho decidí dar el siguiente paso.

Movía mis caderas frente a él con la finalidad de provocar un deseo sexual y así poder llevarlo a la cama y sacarle información, la necesaria para meterlo a la cárcel.

No resistió mis encantos, me pidió que nos fuéramos a un lugar más privado, accedí a su petición y entramos a una habitación, había un tubo de bailar, una cama grande, un mini bar y juegos eróticos.

Me deshice de mi vestido quedando solo con mis bragas de encaje negro que más bien tenían un parecido a tanga, mis senos quedaron expuestos ante él y pude notar su pequeña erección, me sostuve del tubo de manera provocativa, daba suaves pasos, esto lo ponía inquieto con deseo de tocar.

— Tu cuerpo es de una diosa y tus senos son una maravilla.— en su voz se notaba el gran grado de excitación.

— Anda quítate ese pantalón que me estorba, quiero ver tu miembro cariño.— escuchaba a los chicos murmurar y eso causaba risa en mí.

—¿Te gusta?— preguntó mirando su pequeña erección.— es todo para ti nena— en serio creo que mis dedos me dan más satisfacción que su diminuta cosa.

— He visto mejores y créeme no imaginé que un hombre tuviera una dignidad tan diminuta.— los chicos no dejaban de reír por mi comentario 

Incontrolable deseo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora