Parte cuatro.

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Mala idea.

Si era una mala idea haber dicho que Dylan podía venir.

No había ni llegado y ya tenía los pelos de punta. ¿Recuerdan cuando les dije que yo no me ponía nerviosa absolutamente de nada? Bueno, ahora lo estoy.

Ray estaba sentado brazos cruzados en el mueble escuchando a hablar a Sam maravillas de Dylan como si conocieran de toda la vida, cosa que, aparentemente, a él no le gustó.

Mi niño no sabe lo que hace.

«Y espero que tú si lo sepas»

En cuanto el niño dijo que esperaba con ansias que Dylan llegará , Ray plantó su mirada neutra y con sorpresa sobre mí, ocasionando que saliera corriendo a planta arriba con Nicole.

Si bien era simplemente mi amigo, aquí, casi todos creían que teníamos algo menos él y James, sabía que esto iba a ser un desastre.

— Esto es una mala idea — dije, mirando la caja sobre mis manos.

Mi amiga se giró en el puff me miró y sonrió—:No, claro que no. — volvió a girar el asiento mirándose en el espejo.

Negué y volví a mirar la caja.

— ¿Estás segura que esto no hace daño? — volví a insistir.

— Qué no, pesada — me tendió la mano y le pase la mezcla —. Dice que no tiene amoniaco y eso hace que no tenga efectos secundarios, además, quiero hacerlo.

Se giró y se miró en el espejo mientras yo la miraba de reojo neutra.

— ¿Si recuerdas que estás embarazada verdad? —reafirme.

— Lo sé, lo sé perfectamente, y eso no hará la diferencia — se aplicó un poco —. Además, investigue en internet y no le hace daño a la bebé, leí artículos, consulte y todo estará bien.

La mire confusa unos instantes, puede que yo esté loca pero simplemente ella pasa los límites.

— ¿No puede esperar a aplicartelo no sé, en nueve meses? — consulté —. ¿Qué color es?

— Rojo y no, no voy a esperar — se volvió a aplicar y mancho un poco su frente y sonreí —. Si espero es posible que me arrepienta de hacerlo y justo hoy quiero hacerlo.

— ¿Y si después de tenerlo te arrepientes? — dudé. — ¿Rojo? De rubia ahora serás peliroja, que locura.

— Para ese entonces ya lo habré hecho y tendría que acostumbrarme — sonrió y me tendió la brocha — ¿Quieres? — negué —. Si, rojo, hace unos días me coloque una peluca en una tienda y me veía increíble y bueno, aquí me ves.

Se encogió de hombros mientras seguía aplicando el producto, no quería ser negativa y decir que al echarse esto estando en espera era riesgoso, pero tampoco pretendía quedarme callada.

— Eres demasiado quisquillosa — reñi con los ojos entrecerrados

— Y tú fastidiosa, anda cállate y ayúdame o sales de aquí. — ordenó.

Me levanté del asiento de un salto y me posicioné a su lado.

— Bueno — suspiré y le separe el cabello en partes.

— Mientras hacemos esto, dime porque suspiras tanto — me miró a través del espejo —. Desde que llegaste no dejas de hacerlo y prácticamente acabas de negar la idea de ir con Sam, cosa qué es rarísima.

Me encogo de hombros pasando otro mechón de cabello —: Es complicado — empecé —. Puedo llegar a ser predecible pero hay veces en las que ni yo me conozco.

RAY (#2 M5C)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora