Mi boca sabía horrible. El agua era lo único que podía aliviar ese agrio sabor en mis pupilas, aunque fuese sólo por segundos.
—¿Segura que estás bien?
Miré a la pelinegra asintiendo. Me sentía bien, a pesar de haber vomitado muchos líquidos y no saber el porqué.
—Vomitó porque no sabía diferenciar sus sentimientos. —opino el rubio.
Lo miré con cara de escalarta.
—¿Que tiene que ver una cosa con la otra? —murmuré.
—¡Que tienen que ver contigo! —chillo entusiasmado.
Quise reprocharle la burrada que acababa de decir. Sin embargo, preferí callarme en el momento que lo ví sonreír. Estaba volviendo el James que yo conocía. Y eso, por los momentos, me hacía feliz.
Encendí mi auto para poco después salir del aparcamiento vía a mi casa. Comencé repiqueteando mis dedos en el volante bajo la mirada delatadora de mi amigo.
—¿Qué?
—¿Puedo pedirte que por favor no nos mates? —achico sus ojos.
Estire mi mano para volver a jalar las hebras de su cabello, pero me detuve cuando Yess le metió un manotazo en su nuca. Sonreí haciéndole una mueca.
—Nadie va a morir porque aprendí a conducir —comenté mirándolo.
—¡Mira al frente! —grito.
Giré la mirada asustada, pero nada estaba sucediendo. Le di un empujón.
—¡Estamos en una carretera recta!
—¡Quien dice que no han sucedido accidentes! —me devolvió—. Además, tu no sabías manejar.
—Pues ha aprendido, no seas pesado.
Le devolví la sonrisa a la pelinegra que se encontraba asomada entre los dos asientos. El rubio refunfuño algo cruzandose de brazos. Negué con la cabeza porque parecía un niño chiquito.
Sabía que si le decía que Dylan me había enseñado a conducir, se pondría más intenso, mucho más si se enteraba qué choqué el auto y que este fue uno que tuve que comprar en reemplazo del otro.
Prefiera ahorrarme drama.
***
—¿Cómo estás?
Nicole se giro hacía mí y me sonrió encogiéndose de hombros. Mentía fatal. Sin embargo, hacía el esfuerzo.
—La verdad, mejor —admitió, no estaba mintiendo como creí—. ¿Sabías que Ray y Dylan son hermanos?
Perdí el hilo de mis pensamientos al oír aquello salir de su boca. ¿Ya lo sabía? Abrí mis ojos de golpe. Mucho más sorprendida de lo que creí.
—¿Quién...? —empecé— ¿Ray lo sabe?
—No —desvió la mirada—. Estuve muy aburrida estos últimos días y pues comencé a atar cabos sobre ellos dos. Tu lo sabías, ¿verdad?
Asentí mirando hacía la puerta. No quería que nadie más se enterara de esto. No por ahora. Al menos hasta que consiga cómo decírselo a él.
—No digas nada —pedí—. Dylan lo sabe, pero él no, y no se cómo vaya a tomarselo sin que explote.
—No deberías ocultarle eso.
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RAY (#2 M5C)
Novela JuvenilRAY (#2 M5C) El pasado es del pasado, olvídalo, ¿puedes entenderlo? Ella quiere olvidarlo sin importar lo que cueste. Él dice que esa palabra no existe en su vocabulario. Los dos son lo suficientemente testarudos para no aceptar que jamás dejarán de...