Parte dieciocho.

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Un mes después.

La pantalla de la computadora volvió a iluminarse con otro correo. Una propuesta más. Aunque me costase admitirlo, la dichosa asociación nos ayudó bastante. Más a nosotros, habíamos recibido, en menos de dos semanas, más de quince propuestas de trabajo. Al principio, no podía creermelo, luego llegaron más, más y más, que tuvimos que habilitar a otra persona para que se encargase de eso conmigo.

No habíamos vuelto a tener contacto con Bird y las cosas parecían ir bien. Puesto que tampoco me había visto con Ray, el mismo había comprado un piso cerca de la casa de Nicole, no sabía el por que, sin embargo, podría imaginarmelo. Para no estar cerca de mi. Después de todo cumplía su palabra y yo la mía. Desde ese día no tuvimos otro contacto.

Yo me hundí completamente en la empresa tanto que ya él ni siquiera rondaba por mi mente. Veía a los chicos cada que podía, al final tuve que explicarles cuál era la situación de mi trabajo y ellos entendieron que no podía darme el lujo de hacerme la desentendida.

Cómo lo dije, las cosas iban demasiado bien que no había vuelto a tener un ataque de pánico. Y eso, para ser yo, era demasiado. Y... con Dylan las cosas iban de maravilla también. Él nunca me preguntó porque había dejado de tener contacto con Ray y pues yo todavía no sabía cómo decirle todo lo que su padre me había dicho y propuesto hacer.

Si algo tenía en claro es que tenía que explicarle muchas cosas a Dylan antes de que todo fuese muy tarde.

Miré por encima del computador e inevitablemente sonreí al ver a Dylan mirándome fijamente, con una sonrisa también. Algo común con lo que ya me había acostumbrado, y aún así, seguía sonriendo como estúpida.

—¿Interrumpo tus pensamientos? —murmuró.

Negué con la cabeza moviendo un poco la silla hacía otro lado para mirarle.

—En definitiva lo que no quiero que nunca se interrumpan sean las propuestas de trabajo.

Él asintió repetidas veces, y me tendió un pequeño papel. Al tomarlo y nuestros dedos hicieron contacto, tomó mi mano con un poco de fuerza reteniendome.

—Aby, ¿cuáles eran nuestros porcentajes en el contrato con...mi padre?

Tragué grueso. Nunca habíamos hablado de ese tema, y pues tampoco sabía cómo abordarlo puesto que me desconcentraba demasiado ver a Dylan serio.

—Pues...muy pocos, tu padre sale ganando de cualquier manera —admiti, se tensó al instante—. Sin embargo, acepté porque uno lo necesitamos..

—Por el hecho que lo necesitemos no significa que tengamos que aceptar algo que no nos sirva. —me interrumpió.

—Lo sé, y también lo hice por todo lo que dijiste, a tu padre le arde de una gran manera que nosotros salgamos ganando, ¿no es así? Entonces, le he dejado creer que él sería quién ganaría en todo esto. Más no será así.

— Me sorprendes más no entiendo.

Gire la pantalla del computador para que él mirará.

—¿Ves todo ésto? A muchas personas les agrado el convenio, y aún así decidieron trabajar con nosotros teniendo la oportunidad de estar con él o ambos —me expliqué—. Dyl, nuestras ganancias han incrementado un veinte porciento desde ese momento.

Se quedó en completo silencio mirándome a mí y luego a la pantalla. Aunque lo primero que le dije del porcentaje fuese mentira el resto sí lo era, y no iba a seguir mintiendole en la cara. Deje que él mismo sacará sus conclusiones. Al final, la comisura de su labio comenzó a levantarse poco a poco.

RAY (#2 M5C)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora