Capitulo veinticinco

657 135 24
                                    

Samantha.

Un mes después.

—¿Y bien? —la miré, expectante— ¿Me dirás ya por qué me has llamado llorando después de no hablarme en un mes?

Yessica pareció pensarlo un poco. No entendía que había sucedido. Todavía tenía las lágrimas secas por todo su rostro. El pecho acelerado y la mirada un tanto perdida.

Después de un rato suspiro, sacudiendo su cabeza.

Quise mantenerme tranquila mientras esperaba que ella dijera algo. La verdad, había dejado de alterarme por todo. Las cosas no podían irme mejor y no podía estar más satisfecha con eso. Así que si no habían razones, llevaba todo en paz.

Sí, todo iba bien. Las citas con Dylan se habían convertido cada vez más serias y empezaba a tomarme enserio su seriedad conmigo. Con Ray me veía cada cierto tiempo y todo parecía ir con normalidad.

Era como si fuese la primera vez del todo.

Claro, dentro de mí seguía estando la espina de que estaba incumpliendo el contrato. Sin embargo, Brid nunca se comunicó con nosotros, las cosas funcionaban para todos.

Así que mientras no tentara al destino, todo iría bien.

—Pues... las cosas con James parecían ir de caída. Ya no era lo mismo que antes y yo...—comenzó a llorar. Comenzaba a inquietarme—... dispuesta a hablar con él, le conté lo que sucedía.

—¿Terminaste con James?

Ella nego con la cabeza, limpiando su nariz roja llena de fluidos. Después, murmuró algo casi imperceptible, pero que logré escuchar.

—Esto sucedió.

Levantó su mano izquierda poco a poco, manteniéndola frente a mí. Arrugue mi frente sin entender.

—¿Qué sucedió? —giré mi cabeza para mirarla a ella. Sacudió su mano frente a mi cara—. Tienes un anillo...¡Oh, por Dios vas a casarte!

En ese momento ella asentía con la cabeza y seguía llorando de la emoción. Mientras que mi corazón latía a toda velocidad en mi pecho por la efusividad del momento.

¡Mi mejor amigo iba a casarse!

Con todas mis extremidades temblando, ubique mi celular y marqué el número del rubio. Tardó unos segundos en contestar. No esperé que dijese nada, porque antes de eso ya le gritaba a través del aparato.

—¡VAS A CASARTE! ¡LE PEDISTE LA MANO! ¡TE CASARÁS! —de pronto mi felicidad, fue disminuyendo poco a poco—. ¿Por qué no me lo habías dicho?

La chica frente a mí soltó una corta risa entre jadeos. La pillé varias veces mirando el anillo en su dedo. Y no podía estar más feliz por ellos dos.

Sabía que ellos juntos hacían la dupla perfecta para fusionarse y formar la familia que cualquiera quisiera.

—Vaya, eres bastante inestable.

Levanté la mirada de la mesa, dónde la había perdido hace unos instantes, para mirar a mi mejor amigo detrás de su chica.

Ella colocó su mano sobre la de él, que se encontraba en su hombro.

Y en ese momento, la que ahora lloraba, era yo.

Comencé con unos jadeos cortos que después incrementaron para convertirse en cataratas de lágrimas.

—Sam, ¿soy la única que ha notado que tienes cambios radicales y que estás... subiendo mucho de peso?

Mi lagrimeo se detuvo. La fulmine con la mirada. Aunque, pensándolo bien, era cierto. Dylan me lo había dicho varias veces, siempre pensé que era en juego. Sin embargo, sabía que no era así.

RAY (#2 M5C)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora