Capitulo treinta y uno

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JAMES.

Me había casado con la chica que había estado en mi cabeza desde hace un año y medio.

Y se sentía tan...bien, para ser sinceros, creí que estaría completamente nervioso y que no podría decir ni los votos. Afortunadamente, no fue así, estaba tan relajado que fue como si fuesemos nosotros dos, como siempre. Como si nadie estuviese al nuestro alrededor, como si fuese la primera vez que la ví.

Ah, cuando conocí a Yessica, una piedra en el zapato, ¿sabían? Admito que al principio me recordo un poco a Samantha y como la extrañaba, eso hizo que me acercara un poco más a la asiática que me asesinaba con la mirada cada vez que me acercaba. Sin embargo, eso fue cambiando, porque ella no era Sam, y tampoco quería que lo fuera.

—Lu, tenemos que irnos...—susurré, sin embargo mi voz perdió un poco de fuerza cuando la ví.

Lu era la chica a la que tenía que perseguir de todos los ángulos posibles para que un pedófilo que se acostumbraba a rodearla no logrará hacerle nada. La chica, era hija de otro empresario de no sé qué de la industria musical. Siempre estaba de aquí para allá, solo eran como mínimo tres horas que le dedicaba a su hija. Tanto así que el pobre ni se enteraba que su pequeña tenía un gran crush con su artista.

Pero un crush tan normalísimo que toda su habitación estaba repleta de cosas del mismo. Solo que... teniendo las posibilidades, nunca ha querido acercarse a él.

En fin, la asiática frente a mí era un tanto más importante. Ella me escaneaba con la mirada, y a su vez, yo también lo hacía. Creo que jamás había visto a una persona tan... espectacular. No sabía que tenía, su eran sus ojos que resaltaban con el color de su cabello, o si era la mirada que me estaba lanzando.

—¿Y este quién es?

Eso me hizo sonreír.

Por un momento olvide que tenía que cuidar a Lu porque su acosador estaba cerca de nosotros. Olvidé que ella era una chica bastante escurridiza y que en cualquier momento la perdía de vista. Lo olvidé en el segundo en que mis ojos conectaron con los de ella.

Era conciente de que, posiblemente, la veía embismado mientras que ella me mi miraba con una ceja enarcarda.

—Él es Jacob, mi guardaespaldas. —respondió la rubia. ¿Eh? Ah, sí, yo.

La mirada de la chica frente a mí perdió la dureza que tenía hasta hace unos segundos para transformarse en una más relajada junto con una sonrisa ladina.

—Ah —volvió a repasarme con la mirada y luego volvió a su amiga—, nos vemos luego.

—Puedo llevarte.

Mordí mi mejilla fuertemente. Lo había dicho en voz alta. Tanto como Lu, que sabía que jamás había dejado que alguien nos acompañase, me miraba un poco asombrada. Y luego estaba su amiga, que había comenzado a caminar pero en cuanto hablé, giró en sus talones y con dos grandes pasos se detuvo frente a mí. Claro, con la mirada intimidante.

—¿Qué dijiste?

¿Desde cuándo a mi alguien podía intimidarme? Y sobretodo, ¿podía dejar de sentirme tan consumido por sus ojos? Aclaré mi garganta tomando una posición un poco más relajada bajo la atenta mirada de ambas. El viento volvió a hacer de las suyas haciendo que su cabello revoloteara en su rostro, ella lo aparto de malas maneras.

—Que podemos llevarte —repetí—, Lu siempre parlotea sobre tí, así que sé perfectamente que no harás nada extraño, o al menos...

RAY (#2 M5C)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora