Parte once. 🔞

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No sé que pasó o que rareza tengo para no recordar absolutamente nada. Quiero seguir tirada en mi cama, tirando de mi cabello de ojos cerrados tratando de recordar algo, pero los incesantes ladridos provinientes de Viernes desde planta baja, me lo impide.

Desde que él se metió en mi cabeza a ladrar y aullar me ha despertado, solo que no me he movido de mi cama, visto la hora o si quiera abrir mis ojos.

Bufo y suspiro, recordando lo de ayer. James, aeropuerto, mi casa, Valeri, Viernes, Pizza....Jay.

—¡Joder, sólo cállate!—grita una voz masculina desde abajo.

Esa voz hace que me siente de culo en mi cama y que mi pecho se aceleré.

Hay alguien en mi casa.

Por eso los incesantes ladridos de Viernes, no sé cómo no lo noté antes, él nunca ladra y cuando lo hace es porque algo en serio está pasando y no reconoce el lugar o la persona.

Me levanto de golpe sin hacer mucho ruido mientras abro la puerta de mi habitación con el corazón acelerado y mi cabeza desbocada. Miro a ambos lados del pasillo, cómo no veo a nadie y Viernes sigue ladrando, suspiró y comienzo a caminar escaleras abajo, nerviosa.

Sigo sin poder recordar que hice ayer o si tomé algo, aún tengo mi falda puesta pero una parte de mí camisa de tirantes está dentro de ella y la otra no, estoy descalza con mi cabello echo un ovillo. Y el qué Viernes no deje de ladrar no me ayuda.

Está era de las cosas que el chico me dijiste cuando lo adopté: "Cuando ellos se acostumbran a algo se relajan, pero si algo pasa en su tranquilidad y no lo reconocen, ladran. Alertando a su dueño". Francamente, la primera semana, lo puse a prueba, cómo no hizo nada pensé que quizás él no era así. Pero ahora, joder, es demasiado inquietante sus ladridos.

Pero son ladridos de alerta.

Cuando terminó de bajar las escaleras miro hacia ambos lados, al comedor o la cocina, pero hacía ninguno de esos lados es que Viernes ladra, es a la entrada.

Cada vez más abrumadoras son mis ideas de que realmente hay alguien aquí pero ¿cómo? ¿Dejaría algo abierto?

Continuó mi camino torpe y nervioso hacía la entrada pasando por mi sofá y me detengo de golpe al mirarlo.

—Que te calles, amigo —pide—, me caías bien, pero, joder cállate. ¡Mi cabeza! — chilla.

Muerdo mi labio para ocultar la sonrisa que amenaza con salir de mi boca junto con una carcajada.

Jay está en mi sofá simplemente con unos jeans mientras le pide a mi cachorro que se calle.

Camino hasta estar cerca de él, cuando lo miro sólo levanto una ceja al ver su cara que dice resaca por todos lados.

—¡Bebé, que bien, dile que se calle!— me pide con súplicacia, pero me quedo estática, al escuchar que había vuelto a llamarme cómo en el instituto.

—¿Qué haces acá?

Lo miro ahora de brazos cruzados desviando mi mirada hacía un Viernes rabioso ladrando hacía la entrada, me le quedó viendo sin entender.

—O alguien llamó a la puerta o está loco— me explica—. Pídele que se calle, bebé.

Camino hasta la entrada y al poner la mano en la manilla lo miró.

—No me digas Bebé— digo, mientras abro la puerta, para después mirar hacia afuera.

¿Qué hora es?

—¡Simi! — chilla al verme. Pero no está solo y tampoco con sus padres.

Oh no

Aún no terminó de determinar exactamente el por qué cada vez que lo veo las cosas se descolocan fuertemente dentro de mí, mi mente dice por todos lados alerta. O simplemente, mi pulso se acelera, y está vez, es así.

RAY (#2 M5C)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora