Dylan presionó el botón para llamar el elevador y seguido de eso tomó mi mano para entrelazarla con la suya. Suspire mirando nuestras manos tomadas. Las puertas se abrieron frente nosotros, dejó que yo entrará primero y seguido él, para volver a presionar el botón.
Al girarme, lo único que ví fue a todas las personas de la empresa mirarnos sin pudor alguno, sigo sin poder acostumbrarme a qué me miren de esa forma. Es incómodo, y no porque fuese mí empresa. Es la empresa de Brid. Y aquí todos sabían quienes éramos.
Seguía siendo incómodo más sabía que llegaría un punto en dónde ya fuese normal para mí como lo era para él.
Habíamos venido a firmar el contrato. Y dar por asegurado que Ray no tendría ningún compromiso conmigo ni yo con él.
Dylan no me dejó venir ayer a firmar el contrato, me hizo creer que nunca nadie le había contestado, y sabía que había dicho eso porque yo no estaba en muy buenas condiciones como para venir hasta acá. Él sabía que seguía distraída y aunque no supiese el por qué, nunca se fue de mi lado, insistió que vendriamos hoy. Y hoy yo le insisti en que cumpliera su palabra.
Se quedó conmigo treinta y dos horas seguidas porque yo no decía ninguna palabra. Al final, me regañe mentalmente, que no podía seguir así, que mi vida tenía que seguir y que tenía que aceptar que Samray ya había dejado de existir.
—Sigo sin poder acostumbrarme a verte así.
Murmuró a lo que las puertas se cerraron. Miré mi reflejo en las paredes de la caja metálica y sonreí. Ayer, cuando me quedé sola por unas horas, fuí a qué me cortaran el cabello, de cierta forma, fue como cerrar un ciclo y empezar otro.
Tenía el cabello a la altura de mi clavícula después de que siempre lo tuve a la mitad de mi espalda.
¿Qué si me dolió perderlo? No de la forma que pensé que sería. Fue satisfactorio mirar caer mi cabello al suelo al compás del corte de tijeras. Dylan se quedó boquiabierto al mirarme, se quedó en la misma posición como por díez minutos sin decirme nada, creo que lo había sorprendido.
Quizás su mente estuviese matandose para llegar a entender lo que me sucedía o tal vez ya lo sabía. Pero conociendo a Dylan él no me hablaría del tema si yo no decía nada, era demasiado correcto como ser metiche. Y, seamos sinceros, todos sabemos que no hablaré de ese tema con él, no por ahora, no al menos hasta que me haya entrado entre ceja y ceja que Ray no tendría que importarme más.
—Ayer me dijiste que me veía bien. —le recordé con una sonrisa.
—Y así es, Aby, es que...es tu cabello, ¿no te afectó?
—No, no lo hizo. —negué tranquila.
Esperaba qué así como eso no me afectó, nada más me afectará.
Soltó un pequeño bufido, sonriendo de boca cerrada. Lo miré una vez más y luego las puertas abrirse. Bajo mi tacto sentí como se tensó. Quizás en otro momento la que estuviese nerviosa fuese yo, pues no era así.
Dí un último apretón en su mano, seguido de eso abandoné el aparato con Dylan siendo remolcado detrás de mí. La silla del escritorio estaba, nuevamente, de espaldas a nosotros. Era imposible que no supiera que estábamos ahí. Miré por el rabillo del ojo como mi acompañante se aflojó la corbata con nerviosismo. Suspiré dispuesta a hablar.
—O'conner —solté de forma dura y automática.
No me importaba que tan dura podría llegar a ser con él, no me importaba nada realmente. Dylan me vio de ojos muy abiertos, no me dijo nada, la silla se giro y él plasmó su vista en él.
ESTÁS LEYENDO
RAY (#2 M5C)
Teen FictionRAY (#2 M5C) El pasado es del pasado, olvídalo, ¿puedes entenderlo? Ella quiere olvidarlo sin importar lo que cueste. Él dice que esa palabra no existe en su vocabulario. Los dos son lo suficientemente testarudos para no aceptar que jamás dejarán de...