Parte diez.

926 170 18
                                    

Ethan estaba en grandes problemas.  

No sabía si era la primera vez que el niño se le perdía o qué, pero sabía que Nicole lo iba a matar. Luego de qué empezará a gritar como loca le dije que se tranquilizara un poco por la niña, que ya después podía matar a Ethan con sus propias manos si quería. Sólo logro relajarse un poco nada más, seguía estando histérica pero tratable.

No fui la única que le dijo que debía calmarse, Dylan también se lo dijo y casi que le grita. En resumen, ella estaba mal.

Habían pasado alrededor de unos veinte minutos y todavía no había rastro de Sam mucho menos de Ethan, estoy segura que Ray lo llamo para que bueno, supiera lo que le venía.

—Esto no pinta nada bueno, ¿eh?— digo a la persona que está junto a mí buscando a los alrededores del hotel.

Ajá—murmulla sin inmutarse.

Suspiró inquieta porque sabía que ésto iba a pasar. Vuelvo mi mirada hacía la entrada del hotel con la esperanza de qué en algún momento salga corriendo de algún lugar.

Mi acompañante ni siquiera me mira. Su mirada se desliza por todos lados menos en mí y ya me estoy inquietando.

—Dilo anda— añado, recordando cuando dije esa frase hace unos años y bastantes acontecimientos atrás.

Sólo espero que no me derrumbe tanto como la última vez.

Se vuelve hacía mí y yo también, esperando que explote o al menos me diga cuál es lo razón de su silencio.

—Uhmm, ¿por dónde empiezo? —ironiza—. Sabes qué, has lo que tú mejor quieras, al final, es tu vida, ¿no? Sólo que no arrastres a los demás con lo que haces, te pido eso nada más.

Termina y comienza a caminar dejándome atrás.

—Detente —habló y me ignora—. ¡James detente de una vez! — se regresa a mí, con mirada neutral.

Me fijo en él y no en lo que deberíamos estar haciendo, pero es algo que necesito aclarar, al menos, antes que suceda otra cosa y sea peor.

—No me espere esto, ¿bien? —comencé —. Todo se me salio de las manos, las cosas pasaron una detrás de otra consiguiendo atosigarme hasta el punto que no había más nada que hacer.

—¿Qué no había más nada que hacer? —repitió—. Venga vamos, habían muchas otras cosas que hacer que besarte con la persona que afirmas que no quieres, frente a la otra persona que no terminas de sacar de tu mente. —se encogió de hombros.

Bufé mientras asentía, tenía razón, otra vez, él siempre la tiene pero no me gusta entenderlo. Habían otras cosas que hacer que dejar que Dylan me besara.

—Me regreso a Los Ángeles —digo después de unos segundos—. Quizás está era una de las razones por las que no quería quedarme.

Frotó mis brazos mirando al suelo bajo su atenta mirada que erradica molestia.

—Ahí vas otra vez a huir de lo que tú provocas —dice tranquilo— ¡Deja de huir y decide de una vez por todas que es lo que quieres! —me grita, en cierto modo que solo los dos escuchamos.

—No estoy huyendo, realmente me tengo que ir.

—¿Por qué? —pregunta.

—Después de qué Sam aparezca me regreso a Los Ángeles, tengo cosas que hacer en la oficina. — digo, con cierto nudo en la garganta, mirándolo a él, dolida.

Comienzo a rodearlo para irme pero cuando empieza a hablar me detengo.

—No sé que pasó contigo, pero cuando mejor amiga, la que nunca me ha mentido regrese, dile que realmente quiero hablar con ella. Mientras tanto, no te reconozco. — finaliza en tono agrio. Después de unos segundos decido continuar con mi camino antes de decir algo de lo que pueda arrepentirme.

RAY (#2 M5C)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora