Capitulo cuarenta.

851 155 130
                                    

—¿Escuchas eso?

—No, ¿que es?

Me afinque un poco sobre mis codos para mirar a la pantalla, confusa. Me costó un poco. No veía más que una gran mancha negra. Miré a Justin sin entender y él sonrió. De seguro era una mala madre.

—Su corazón, Sam. Lo que suena es su corazón.

No dije nada. Me quedé mirándolo, pasmada. Entonces, en el corto silencio que se produjo, lo escuché. Los latidos del corazón de mi bebé. Eran lentos, relajados y pacíficos, en cambio los míos estaban muy acelerados por simplemente escucharlo a él. Sentí el nudo en mi garganta crecer mientras volvía a mirar la pantalla parpadeando varias veces.

Estaba... viendo y sintiendo a mi hijo.

—Todo está en perfecto orden.  —susurro, quitando el aparato de mi vientre.

Lástima que mi corazón no.

***

Ray: No lo negare, quiero escuchar lo que tienes para decirme. Te espero en mi departamento en un mes. Sino apareces, tendré en claro que no tienes nada importante que arreglar.

Recibí ese mensaje hace un mes y no negare que no pare de leerlo una y otra vez ¿Por qué un mes? No lo sabía ¿Impresión de verme de esa forma? Quizá. Lo importante era que eso ya no me importaba lo suficiente. Me importaba que tuve un mes para prepararme mentalmente y no dejar que nuevamente no lograra decirle nada.

Así que hoy vería a Ray.

Estaba tan ansiosa y nerviosa que no podía dejar de caminar de un lado a otro en mi departamento. Hoy se lo diría, y lo único que me confortaba era que ya había pasado la etapa de los mareos y náuseas y que no iba a vomitar mientras hablara con él. Tenía ocho meses y medio de embarazo, puedo asegurar que parezco una pelota de playa. De seguro se caerá de culo al ver lo inflada que estoy.

No mentire, pasar este proceso yo sola no ha sido sencillo. Sin embargo, me deja muy en claro que me lo merezco por ser tan idiota y no medir lo que hacía. Es duro tener que ir cada vez a la cita con Justin yo sola. Sin prometido y sin el papá de mi hijo. Y aunque cada vez que salgo él me hace sentir mejor, no es lo mismo si Ray estuviese a mi lado. ¿Estaría nervioso, felíz? Jamás lo sabría.

Aunque siendo sincera, me aferró a la idea de que tenemos los últimos dos meses para que él viva los mismos momentos que yo. Y eso recompensa todo, o solo un poco.

Bueno, tal vez podría dormir un poco para estar un poco más relajada para cuando vaya a verlo. Suspiro, caminando por el pasillo de mi piso hasta llegar a mi habitación y poco a poco tirarme en la cama.

No pasaron muchos segundos para sentir que mi respiración se volvía pesada y que estaba perdiendo el hilo de mis pensamientos. Me estaba quedando dormida.

Siento la melodía de mi celular entrar en mi mente. Lo primero que pienso es que estoy soñando. Pero en vista de que esté sigue sonando con mucha insistencia, termino por abrir mis ojos de golpe, de muy mal humor.

El aparato está a mi lado, en un cajón de madera. Estiro mi mano hasta tomarlo y llevármelo a mi oído, mientras me pico el ojo.

—¿Qué?

—¿Cómo que qué? —escucho la voz animada de Yess y un murmuro de Nicole— ¡Es hoy! Por fin hablarás con el padre de tu hijo.

Eso me hace sentir que he estado olvidando algo, miró mi aspecto, sigo con la misma ropa que llevaba anoche. No me he bañado.

—Ethan salió a buscarte. Me imagino que estás lista.

—Mierda.

—¿Es en serio? —espeta mi amiga— Más te vale que estés lista porque de lo contrario...

RAY (#2 M5C)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora