—A mí me ha parecido algo muy distinto.
—Pues porque tu siempre estás pensando lo contrario.
Tiré la puerta del pequeño local mientras salía de él y dejaba a mi amigo atrás. No sabía qué estábamos haciendo exactamente, me saco de arrastras de la casa. Por más que se lo discutí, hizo como que nunca dije nada. Y ahora caminábamos en un centro comercial sin destino alguno.
Mi amigo se posicionó a mi lado siguiéndome el paso, mientras continuaba con su charla.
—Y tu siempre me lo niegas todo. —me respondió.
—No pienso aceptar algo que ni siquiera es verdad, Jay, deberías ya conocerme lo suficiente para saberlo.
—¡Y lo hago! —chilló y me detuve para mirarlo—. Te conozco, y sé qué nunca dices las cosas. Y déjame decirte que es mucho mejor decir las cosas y no arrepentirnos de no haberlo hecho cuando podías.
Suspiré, negando con la cabeza. Mire la hora en mi celular y volví a mirarlo.
—Dijiste que tenías que irte a las diez, son las once —avisé, sus ojos se abrieron—. A mí no me digas nada, tú eres el que está intenso.
—¡Nos veremos luego!
Dicho eso comenzó a caminar hasta la entrada lo más rápido que podía, o sea, demasiado rápido. Me reí negando con la cabeza, dí otras vueltas más y al cabo de treinta minutos caminaba hasta la entrada del lugar para irme.
Miré a lo lejos a una pareja. La chica estaba embarazada le sonreía risueña al chico a su lado. Giré mi cabeza de golpe, ¿yo era la única que iba a acabar la vida sola?
Sóla porque tú quieres.
Ah, tu otra vez, hace mucho que no sabía de tí, ¿eh?
Tuviste unas semanas muy emocionantes sin mí, pensé que llegarías a algo, al parecer sin mí no eres capaz de aceptar tus sentimientos.
¿Ah?
Y hay estaba yo, de pie en un estacionamiento viendo fijamente el suelo mientras mantenía una conversación con mi cabeza. Tenía razón, bastante, sin embargo, era tan testaruda que no lograba entenderlo.
Una de las grandes razones por las que nunca había intentado tener algo con alguien era porque me aferré demasiado a Ray que siempre comparaba a todos con él, a pesar de que nadie era como él. Y, por mi misma, por mi pasado, por lo que fuí, lo que hice, lo que soy y lo que puedo hacer. Yo no estoy bien, y tampoco es que realmente eso vaya a ser así en un tiempo. Mi pasado me persigue y me agobia el presente. Y eso jamás va a dejar de ser así.
Le he dicho la verdad a Dylan, me ha sorprendido demasiado su reacción y que él lo supiera me había dejado más descolocada que lo que ya estaba. Y el beso...quise hacerlo, no por impulso, bueno sí, porque sabía que luego no tendría el valor de hacerlo y quería que fuese en ese instante.
De igual forma sabía que todavía habían muchas cosas que yo tenía que contarle, primordialmente, que tenía un hermano y sobre el contrato.
Una voz con mi nombre rebotó en mi cabeza, pensé que estaba delirando hasta qué volvió a sonar. Y un poco más fuerte, más firme.
—¿Sam?
Me giré hasta la persona dueña de la voz, mi cara de confusión fue muy evidente. ¿Por qué la chica embarazada que mire hasta hace unos instantes se sabía mi nombre?
—¿Hola? —murmuré.
—Ay, si eres tú —sonrió—. Soy Alena... Alena Frinch.
Arrugue mis cejas un poco, ¿quién? Alena...No no llegue a nada.
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RAY (#2 M5C)
Teen FictionRAY (#2 M5C) El pasado es del pasado, olvídalo, ¿puedes entenderlo? Ella quiere olvidarlo sin importar lo que cueste. Él dice que esa palabra no existe en su vocabulario. Los dos son lo suficientemente testarudos para no aceptar que jamás dejarán de...