Capítulo treinta y seis

765 143 70
                                    

Quizáaaas y había una posibilidad de que no se enojara.

Chiquita pero estaba.

¿De veras?

Sacudí mi cabeza, eso era absurdo. No iba a mentirle.

Sentí sus manos posicionarse en mi cintura con firmeza casi al mismo tiempo que enterraba su nariz en mi cuello. Suspiré. Mis manos cayeron a mis costados. Se supone que venía a la cocina a por galletas. Sin embargo olvidé a lo que venía cuando sentí su presencia detrás mí.

¡Los nervios me tenían loca!

Yo tenía no mucho tiempo de haber llegado a casa, sin embargo, por más que lo pensé, no logré llegar a algo para poder decirle lo sucedido. Mi humor no había cambiado incluso, estaba hasta mejor, solo que no tenía nada para decirle.

Lo cierto era que todavía tenía hambre.

Era eso o nervios.

La verdad es que ni siquiera sentí que había llegado.

—¿Cómo estás, preciosa?

Giré sobre mis talones para mirarlo. Tenía la facción del rostro relajada con forma sonriente. Sonreí un tanto incómoda cuando recordé lo sucedido hasta mañana.

—¿Llegaste recién?  —quise forzar una sonrisa pero no me salió.

Él pareció notarlo. Tomó mi barbilla haciendo que lo mirara, estaba preocupado.

—¿Te encuentras bien?

¿La verdad? De maravilla. Solo que me aterra decirte algo importante. Claramente no dije nada. Tomé su muñeca para caminar hasta el salón para sentarnos en el sofá.

Él se sentó primero sin despegar su mirada de mí. Yo estaba un tanto ansiosa de no saber decirle la noticia de que estaba embarazada. Estaba un poco ausente y él pareció notarlo. Tomó mi cintura sentandome en su regazo con mucha agilidad.

Ladee la cabeza sonriendo un poco. Dejó un corto beso en mis labios. Suspiré. Alejándome de él. Si seguíamos así, no iba a decirle nada.

—¿Fuiste al médico? —alzó su ceja y asentí. Sus dedos estaban dejando caricias en mi piel desnuda.

—Sí, de eso quiero hablarte —inevitablemente sonreí—. Pero, te quiero, ¿vale? Te quiero muchísimo.

Él asintió, muy feliz de que le haya dicho eso. Me pase las manos por la cara. ¿Cómo se lo decía? Él parecía muy tranquilo y yo estaba muy inquieta y que estuviese tocándome no era del todo bueno.

—Te escucho —susurró— Y yo también te quiero, preciosa. Pero me estás poniendo nervioso.

Suspiré. Poniendo mis manos sobre sus pectorales, que desgraciadamente estaban marcados debajo de su camisa. Abrí la boca como tres veces, y al cuarto intento. Salió todo de golpe.

—Estoy...estoy embarazada. Lo siento tanto, te juro que fue antes de que nosotros empezaramos. En ese momento estaba confundida, pasaron muchas cosas juntas y yo...

Me detuve de golpe cuando él no pareció importarle eso. De hecho ni se inmutó. Seguía viéndome fijamente sin demostrar nada. Aunque sus dedos seguían en mi piel.

—¿Me estás escuchando?

Pareció pisar tierra. Sonrío de lado.

—Nena, lo sé desde hace mucho tiempo. —admitió aún sonriendo.

¿Qué? ¿Cómo que él lo sabía? De la impresión me quedé estática en el sitio. Arrugando mi frente.

—Solo quería que tú te dieras cuenta y saber si me lo dirías realmente. Ya lo sabía, mi mamá es ginecóloga, ¿recuerdas? Sé cuáles son los síntomas —sonrió— Y también sé que él es el padre. Lo supe después de tu accidente, la médico me dijo que afortunadamente el bebé y tú estaban en perfectas condiciones.

RAY (#2 M5C)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora