Capítulo 2.

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Mackenzie.

Esa mirada y el aroma de su perfume, me abrumaron toda la noche. No estaba concentrada en la fiesta sino en ver los pies de todos los hombres que estaban en el lugar, pero el extraño de zapatillas blancas no se encontraba en ningún lado, parecía que se hubiera esfumado de la tierra dejando dentro mío una incertidumbre que no podía controlar.
Algo en mi interior me decía que lo conocía, solo que mi cabeza me llevaba a una idea que se me hacía imposible.
¿Por qué pensaba en él?
Hace seis años no sabía absolutamente nada, desde ese noche en que nos besamos y él al  otro día partió a Rusia, desde ese momento decidí olvidarme de todo esté tonto enamoramiento o encantamiento que tenía. La Mackenzie de dieciséis era una adolescente enamoradiza de su crush imposible, pero la de ahora, la chica de veintidós años es completamente diferentes, bueno eso creo. No volví a sentir nada parecido a lo que una vez sentí por él.

Ni siquiera me animaba a nombrarlo, tal vez, no estaba tan superado como imaginaba.

— Faith — saludo a mi prima cuando me uno a la mesa que reservamos para desayunar.

— Solo seremos nosotras dos — me cuenta dejando de lado su iPad.

— ¿Ellie? — inquiero frunciendo el ceño.

— Se siente mal, anoche dice que sin darse cuenta comió algo con lactosa y está que no puede salir del baño — me cuenta.

— Pobre Ellie — murmuro pensativa.

Mi prima es intolerante a la lactosa, así que una sola ingesta de algo que contenga eso y ella no puede salir del baño en casi todo el día. Tiene náuseas, vomitos, diarrea, dolores en el cuerpo y cólicos abdominales, no nada lindo lo que le sucede, Ellie sufre mucho.

— ¿Y qué sabes de Kate? — consulta Faith al servirme zumo de naranja.

— Está igual, no quiere hablar con nadie, pero si no sale de su habitación por la tarde entraré a la fuerza para hablar con ella — declaro.

— El amor es una mierda — afirma.

— Touché, prima — digo chocando mi taza de café con la suya.

— Anoche ví a Hunter — acota haciendo que la mire a la cara confundida.

— ¿Hunter? —

— Hunter el hermanastro de Ignati — me recuerda.

— ¿Qué hace aquí? — consulto.

— Dice que vino con Noah — responde encogiendo sus hombros.

— ¿Alguien más vino con nuestro primo? — pregunto sintiendo una fuerte sensación en mi pecho.

¿Será que él está aquí?

No, deja de pensar tonterías, Mackenzie.

— No lo sé, mientras no venga la insoportable hermana de ellos no tengo problema — acota.

— No me asustes, no la soporto — la apoyo. La hermanastra de Ignati es el ser más insoportable de este mundo, no quiero ser mala, pero el simple hecho que le refriega a Kate que se acostó con Noah, no me gustó para nada. Desde ese día con las chicas le hicimos la cruz, lastimas a uno de los míos y para mí no existen más, eso pasó con Lucía. Ninguna soportaba al intento de diva.

— Muy raro, algo huele mal — dice mi prima.

— Tengo un presentimiento raro en mi pecho, algo va pasar — afirmo pensativa.

— Espero que sea algo bueno, Inzie. Ya bastante mala espina me da lo que va a ser Kate — comenta suspirando.

Terminamos de desayunar hablando un poco de la fiesta de anoche. Faith me cuenta que bailó con Hunter, que él trato de seducirla, pero que vió a un señor de más de cuarenta años que la volvió loca y que no pudo resistir a los encantos, lastima que Ellie se sentía extremadamente mal, porque tuvo que dejar al daddy para ir detrás de su hermana a cuidarla.
Le cuento del desconocido con el que bailé y chilla eufórica, me dice que debemos buscarlo que algo tenía, por eso me sentí como lo hice.

SASHA (5° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora