Capítulo 45.

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Mackenzie.

De todas las personas que podría imaginar ver este día,  sin dudas él no era quien esperaba ver. Después de tres meses lejos uno del otro estaba demasiada eufórica de verlo y no quería soltarlo por miedo a que se vaya de nuevo.
Estos meses me hizo tanta falta, demasiado anhelo. Me sentía de nuevo en casa entre sus brazos. Solo que también estaba enojada, pero en este preciso momento solo buscaba no apartarme de él.

Lo amo tanto, siempre fue así.

— Sasha — jadeo al sentir su mano en mi trasero.

— Te extrañaba mucho — murmura en mis labios.

Me separo un poco de él, mis ojos observan los suyos y levanto mi mano para impactar en su mejilla tomándolo por sorpresa.

— Te lo mereces, Sokolov. Estaba demasiada preocupada por tí y tú ni me hablabas ...

Se toca su mejilla. — Me lo merezco, O'Donnell. Necesitaba mi tiempo para pensar.

— ¿Y a qué llevó tantos meses de pensamientos? — indago.

— En que mi pasado no puede poner en risgo mi presente. Duele demasiado saber la verdad, entender a Natasha su rechazo, creo que hizo bien dejarme al cuidado de mis tíos ...

— Tu concepción y de quienes vengas, no determina quien eres. Cada una de las personas que te ama, lo hace porque conoce tu esencia.

— Pero mi ADN está jodido. No quiero seguir poblando un mundo con cosas ...

— ¿No quieres hijos? — pregunto al entender su punto.

Nos apartamos un poco uno del otro.

— No se si los quiero o no, solo que ahora no puedo pensar en la idea de que un pequeño ser sea condenado por mi jodido ADN de mierda que cargo — reconoce.

— Tu ADN no te define — digo tomando su rostro entre mis manos.

— No puedo olvidar hijo de quien soy. Producto de una violación y del incesto. Es tan jodido que no tienes idea, Inzie — comenta suspirando.

Lo atraigo a mis brazos para estrecharlo. Por el momento se que todavía sigue siendo demasiado difícil para él, pero eso no significa que podamos lentamente ir curando su alma con mucha amor, porque su ADN no define el gran hombre que es.

— Te amo, deja de alejarme de tu lado — le pido.

— Nunca más, lo prometo. Eres mi cable a tierra y lo más bonito de mi vida, Mackenzie — reconoce volviendo a besarnos.

Nuestro beso se vuelve cada vez más intenso y ahí recuerdo donde estoy, además a quien estoy esperando. No le quiero causar una mala impresión al cliente más quisquilloso que tiene la constructora de la familia.

— Para Sasha. Estoy esperando a alguien — lo detengo.

— ¿A quién? — inquiere enarcando una de sus cejas.

— Al dueño de esta casa. Luego de meses va venir a conocerla y dar el okey con la decoración de interiores que hice — le cuento con una gran sonrisa.

En la cara de Sasha se forma una gran sonrisa, se separa de mí  y tiende su mano.

— Un gusto, señorita O'Donnell. Soy Alexandr Sokolov, dueño de esta casa — dice provocando que mis ojos se abran de gran manera.

— ¿Tú?.

— El proyecto "A", es algo en lo que trabajé en anonimato porque quería que sea una gran sorpresa para mi novia cuando le muestre nuestra casa.

SASHA (5° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora