Capítulo 11.

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Mackenzie.

Bélgica.

Las despedidas son difíciles, bueno para mi siempre son complicadas. Siento que la otra persona se queda con un pedacito de mí, solo que está vez era completamente diferente porque Sasha se había quedado con mi corazón completo cuando me despedí de él esa mañana. Reencontrarnos como lo hicimos fue algo mágico del destino, mejor dicho gracias a la toxicidad de Kate y Noah, volví a verlo, pero este amor que sentimos mutuamente no estaba listo para ser demostrado en todo su esplendor al mundo porque ambos nos sentimos en diferentes etapas de la vida. Ninguno quiere renunciar a sus compromisos u obligaciones, por el momento.

En mi caso mis estudios universitarios estaban por delante de todo y sentía que no podía dejar todo por seguirlo. A Sasha le sucedía lo mismo, aunque no confía al cien por ciento en mí, sabía que se estaba preparando para tomar el mandato de la mafia. La transiciones son difíciles, no podía dejar que él se desconcentre en sus obligaciones por estar conmigo.

Si estábamos destinados a estar juntos, mi corazón dice que sí, tarde o temprano nos volveremos a reencontrarnos, la vida siempre da sorpresas y se que él es una de ellas en la mía.

— Están por salir — escucho que dice Faith entusiasmada.

Nos acercamos para observa la largada del campeonato 450SX AMA Supercross Championship. Dylan pertenece al equipo Troy Lee Designs - GASGAS, carga con el en número veinticinco y estamos en Bruselas haciéndole el aguante en esta competencia antes de finalizar el verano.
Muchas veces lo hemos a acompañado a sus carreras, a mi me pone extremadamente nerviosa verlo correr, tanta velocidad a veces abruma, pero para mi primo es su cable a tierra.

— ¡Dylan, Dylan! — gritan Nick y Juli, alentando. Recién había dado la primera vuelta con una gran ventaja a sus demás competidores.

Dylan, el Halcón, Clayton es uno de las jóvenes promesas para el motocros, he perdido la cuenta de cuantas victorias tiene. Es un gran atleta de alta disciplina.

— ¡Dios! — exclamó al ver la forma en que pasó la última curva. La moto estaba tan inclinada que pensé que se caería.

— ¡No quiero ver! — dice Ellie tapando sus ojos, estaban dando la última vuelta y unos de los competidores se está acercando peligrosamente a nuestros primo. Siento que Dylan baja un poco la velocidad para quedar a la par con su contrincante hasta que sin esperarlo apreta el acelerador  y le gana unos metros de distancia.

— ¡Si! — chillamos eufóricos al verlo cruzar la línea de llegada.

Sin dudas es un gran corredor de motocros, que levante su medalla y trofeo con mucha felicidad era el broche de oro para estas raras vacaciones que hemos tenido todos juntos. Estoy segura que para el próximo año organizaremos otras todos juntos, porque este viaje demostró lo unidos que seguimos siendo a pesar de nuestras distancias y las exigencias de las universidades.

Seguimos siendo ese loco grupo que daría la vida por el otro sin dudarlo, somos unidos y sobre todo no olvidamos que somos una familia, así de locos e incomprendidos, somos una unión leal entre todos.

***

Chicago.

Hogar, dulce hogar.

Después de un intenso mes todos estabamos volviendo a casa, el avión privado de mi padre ya estaba aterrizando en la pista y todos divisamos a nuestros padres a través de la ventanilla. Se que cada uno estudiaba en otra ciudad y en universidades diferentes, que ellos nos veían en celebraciones específicas al año, pero irnos de vacaciones solos, aunque sabíamos que teníamos uno que otro guardaespaldas vigilando nuestras espaldas, era demasiado duro para ellos, porque debían aceptar que estábamos creciendo y poco a poco nos íbamos a ir independizando. Dylan podía ser el primero, pero él dice que amaba volver a su casa para que su madre lo consienta, yo podría hacerlo también, solo que para ello debía pedirle dinero a mis padres y no quería hacerlo, sentía que debía trabajar para cumplir mis sueños.

SASHA (5° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora