Capítulo 41.

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Sasha.

Un mes después.

Ser el nuevo Rey de la Bratva me traía demasiadas responsabilidades, oficialmente hace treinta días que la organización esta en mis manos y la de mi primo, pero no imaginamos todo lo que se venía detrás. Rebeldes atentando en nuestra contra, familias negándose a servirnos y es ahi donde con Ignati nos cabreamos a gran escala.
Lo que no servia, se mandaba a desaparecer, rebeldes podiamos tener en todos lados y es por eso que tenía a quince infelices que quisieron atentar contra la fundación de mis tías, colgados de sus pies luchando en quitarse los amarre antes que esas serpientes lleguen a ellos.

— Usaré mi nuevo experimento en ellos — comenta Ignati mirando a los bastardos.

— ¿En qué estás trabajando? — consulto.

— Es un suero del miedo — lo miro con atención. — al inyectarlo busco activar diversas áreas cerebrales que trabajan en el control del miedo. Si se inhibe, todos sus miedos despiertan y se activan, provocando que la persona muera de un paro cardio respiratorio solo en segundos — me cuenta con una sonrisa arrogante en su rostro.

— Quiero verlo — lo desafio.

Ignati sonrie de lado, lo veo cargar una jeringa. Se coloca unos guantes y se acerca al primer bastardo que tiene cerca, lo veo inyectarle su compuesto. No me pierdo nada observando como las pupilas del tipo se dilatan, empieza a sudar y solo en cuatro minutos lo tenemos muerto.

— Tenía razón — se burla.

— Sin dudas la quiero en la lista de tortura — afirmo.

Me entrega una jeringa en mis manos y me acerco a otro de los rebeldes.

— Todo traición se paga con la muerte — digo en voz alta antes de inyectarle la droga.

Cuatro minutos después muerto.

— Bajame uno de los cuerpos, quiero comprobar otra teoria — me ordena.

— ¿Y ahora me mandas? — ironizo.

Le hago señas a uno de mis hombros que baje uno de los cuerpos, Ignati les ordena que lo apoyen en su mesada de anotomia. Mi primo se pone su bata, lentes y un barbijo y lo veo abrir el cuerpo del traidor.
No se que quiere investigar, pero es mucho para mi.

— Inyencten la droga a todos — le ordeno a Anker.

— Como diga, señor — contesta mi jefe de seguridad.

Solo en segundos todos estan muertos, preparamos unos conteiner para poner los cuerpos y mandarse al lider de los reberldes. Espero que con esto entienda que conmigo no se jode y debe respetarme, soy el jodido Rey de la Bratva.

— Llevo horas esperándote — dice una voz cuando ingreso a casa.

Me sorprende de verla en Rusia, hace casi un mes que no nos vemos, ella debia volver a la universidad y yo enfocarme en mi nuevo desempeño dentro de la mafia.

— Siempre sabes sorprenderme, O'Donnell — afirmo con una gran sonrisa mientras la tomo entre mis brazos.

— Te extrañaba mucho, Sokolov — declara haciendo un tierno mohin.

— Odio tener muchas obligaciones, trabajo pendiente y demas ...

— Son tus responsabilidades, entiendo eso — afirma pasando sus manos por mi cara.

No podía creerlo, ella aquí y es todo lo que necesito.

La cargo en mis brazos, para llevarla a nuestra habitación. Veo su sonrisa cargada de diversión y no dudo en devorar su boca mientras subo de dos en dos los escalones de la gran escalera de la mansión.

SASHA (5° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora