Sasha.
Nunca imaginé que esto podría pasar, anhelaba tanto verla, tenerla entre mis brazos y recordar el sabor de sus labios. Quise frenar todos mis instintos, no quería besarla, no en ese momento, pero sus ojos color miel, sus labios tan tentadores, hicieron que me coma mis propias palabras porque cuando reaccioné los manos de Mackenzie estaban en mi nuca subiendo y bajando por esa zona mientras nuestros labios y lengua no dejaban de descubrirse. Esto era mucho más maravilloso que ese primer beso que le robé, para que me recuerde siempre en su corazón, ahora no debía sentir culpa por apoyar mis manos en su cuerpo, no le estaba faltando el respeto, sino que estaba aferrado a su cintura, sin la clara intensión de soltarla, aunque me faltará el aire no quería terminar de besarla.
Amo demasiado cada fibra de mi niña acosadora.
No puedo saber en el momento exacto en que mis ojos la vieron de otra forma, la diferencia de edad siempre fue un tema, una vez, mi tío me dió un sabio consejo, diciendo que debía dejar que el tiempo haga efecto, que la deje crecer y vaya que creció, ya no es una niña sino una mujer sexy y ...
— Inzie — jadeo al separarme. Ella me mira y sin esperarlo su mano impacta en mi mejilla, tomándome por sorpresa. — Okey, creo que me lo merecía — acoto con media sonrisa.
— Maldita sea — dice agitada entre mis brazos. Mis ojos se encuentran con los suyos y es ella ahora la que toma mi rostro entre sus manos para besarme.
Nunca podría negarme a esto.
— Ven conmigo a Rusia — esas palabras salen de mi boca como si nada cuando nos separamos.
— No puedo — murmura apoyando su frente sobre la mía.
— Perdón por ser tan egoísta — reconozco suspirando.
¿Cómo le dije eso?
No pensé absolutamente en ella, no debía ni pedirle ni decirle algo como esto. No por ahora cuando el poder de la mafia rusa está en transición, en unos meses todo recaerá en mí y debo centrarme en las fallas que podríamos tener, además Mackenzie todavía sigue en la universidad, le falta un año o menos para terminar sus carrera, no puedo decirle que venga conmigo si la puedo poner en peligro, no quiero eso.
— ¿Qué haces aquí? — me pregunta y cierro los ojos disfrutando de la caricia en mi mentón.
— Bendita sea la toxicidad de Noah y Kate, que nos unió aquí — digo provocando su risa.
— Esto es una locura — asegura.
— Una locura de la cuál nunca podré arrepentirme — digo mirando esos preciosos ojos color miel.
La tenía entre mis brazos, me negaba a soltarla. Esto era nuestra pequeña burbuja dónde estábamos aislados de la realidad de la vida que nos golpeaba a cada uno.
Mackenzie se separa y me observa, un silencio nos invade a ambos porque ninguno sabía por dónde empezar a hablar. Después de todo pasaron seis años de la última vez que nos vimos, esa noche que tuve el atrevimiento de robarle su primer beso a esa dulce adolescente que me pedía con todo fervor que me quedé con ella porque iba a crecer.
— Hola Mackenzie, es lindo verte de nuevo — hablo sintiendo nervios.
En mis casi treinta años nunca estuve tan nervioso como lo estoy ahora, enfrente del amor de mi vida que me observa con un poco de desconfianza y mierda estoy conteniendo mis ganas de besarla de nuevo.
— No se que decirte — acota algo nerviosa.
— ¿Quieres ir a tomar un café conmigo? — le pregunto rascando mi nuca.
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SASHA (5° SAP)
RomanceQuinta historia de la Saga Atracciones Peligrosas. Su destino estaba escrito desde el momento que llegó al mundo, solo él podía cambiarlo, pero decidió seguir ese camino tratando así olvidar a esa pequeña niña acosadora que lo vuelve loco desde que...