Capítulo 32.

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Mackenzie.

Sus labios bajan por mi cuello, sus manos suben mi blusa obligando que nos separamos para quitármela, mis manos quitan su camisa, las apoyo sobre su pecho deleitando mi vista con su trabajado cuerpo y con mis dedos recorro sus tatuajes hasta que llegó al botón de su pantalón. Él tira de los míos, mientras aprovecho para quitar los suyos. Nos quedamos en ropa interior mirándonos a los ojos, sintiendo que mi corazón quiere salir de mi pecho.
Por unos segundos nos miramos, sin tocarnos hasta que llevo mis manos al mi brasier para quitarlo por completo, Sasha me ayuda y jadea al observar mis pechos desnudos.

Tal vez no tenía un cuerpo demasiado exuberante sino que es cuerpo normal, soy una chica clásica y amo lo que tengo, pero en ese momento algo dentro mío me hacía sentir pequeña ante su mirada.

— Eres una diosa, O'Donnell — murmura recostandome en la cama.

Su boca besa mis labios, luego va descendiendo por mi cuello, siento toda mi piel estremecerse cuando sus besos llegan al centro de mis pechos. Sus manos ascienden lentamente hasta posarse en ellos y un jadeo sale de mi boca cuando su pulgar se centra en mis pezones, luego sus labios se cierran en uno de ellos provocando que mi espalda se arquee dándole a él más acceso a que ahora mi otro pezon tenga su atención ahora.

— Sasha — jadeo.

Sus dedos tiran de mi bragas, es la primera vez que un hombre me ve desnuda por completo y si estaba nerviosa, pero sus caricias me hacen sentir algo que no podria explicarla con palabras.

— ¿Quieres hacer los honores? — me consulta divertido marcando su bóxer que mostraba el bulto que quería ser liberado.

Levanto mi cuerpo para quitarle el bóxer y con rapidez mi mano toma su pene, si recordaba a la perfección la longitud que hace semanas había conocido por primera vez. Su cuello se tira para atrás mientras deja que lo masturbe y mi mano empieza a moverse de arriba a abajo tocando ese miembro grueso que me tienta querer arrodillarse ante semejante obra de arte.

Esto será todo mío.

— Inzie — gime y quita mi mano para empujarme en la cama. — Es mi momento de explorar — agrega con su respiración pesada.

No entiendo a que hace referencia hasta que sus dedos llegan a ese lugar donde nunca nadie había explorado y con cuidado toca mis pliegues, su pulgar tienta mi clitoris enviando una descarga eléctrica en todo mi cuerpo. Sus dedos hacen magia ahí abajo, uno ingresa en mi interior provocando que mis gemidos se hagan más fuertes y algo en mi vientre explota disfrutando de su maestría con sus dedos.

¿Eso fue un orgasmo?

Vaya que si lo fue.

Lo veo ponerse el condón, su pene toca mi vagina sensible por el reciente orgasmo y en los ojos de Sasha noto el azul oscuro cargado de pasión, no se como él debe verme en este momento, pero nadie podría entender lo nerviosa que me sentía.

— Mírame cariño — me pide alineando su pene en la entrada de mi vagina. Lo miro a los ojos, su labios toman posesión de mi boca mientras con lentitud empieza a entrar en mi interior provocando dolor y lágrimas en mis ojos.

— Duele — musito escondiendo mi rostro en su cuello y mis uñas se clavan en su espalda tatuada.

— Mírame — repite, mis ojos se encuentran con los suyos, su pulgar pasa por mis mejillas limpiando mis lágrimas y de a poco dejando que me amolde a su exuberante tamaño comienza un lento vaivén de nuestras caderas.

Todo a nuestro alrededor se vuelve caótico, gemidos, gruñidos y alguna otra mala palabra salen de mi boca cuando su pene empezó a moverse con más fuerza y libertad en mi interior.

SASHA (5° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora