Capítulo 18.

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Sasha.

Un locura total, lo sé, pero no me arrepiento para nada de lo que hice. Sacarme el chip de rastreo con ayuda de Anker, tanto él suyo como el mio, dejar mi celular dentro del departamento y luego escapar por detrás sin que los demás guardaespaldas que estaban a mi cargo se dieran cuenta de lo que estábamos por hacer. Agradecía la lealtad de Anker, que venga conmigo y no le diga a su padre nuestro plan, teníamos que salir de Moscú sin que nadie se alerte en el proceso.
La verdad que nuestro plan fue eficaz, porque llegar a Cerdeña, esa ciudad italiana y con una nombre falso fue fácil, el tema era encontrar a Mackenzie sin usar ningún dispositivo de la Bratva que nos delatara donde estábamos. Mis tíos no tenían idea de que salí del país, mucho menos Ignati que es un boca suelta y no quería que nadie se meta donde no les corresponde además no les vendría mal preocuparse un poco.

¿Maduro?

No, mi actitud no lo era y mucho menos responsable porque había dejado todo con tal de volver a ver a mi hermosa chica.

¡Qué se jodan mis tíos y toda la Bratva!

Ver como Mackenzie salía de ese restaurante siguiendo mis indicaciones, su cara y verla correr a mis brazos, afirmaba que había tomado la mejor decisión de este mundo, porque tenerla en mis brazos y su boca sobre la mía, no tenía explicación para lo que sentía.

Amo sus besos.

— ¿Estás aquí? — repite tomando mi rostro entre sus manos.

— Estoy aquí — afirmo robando otro beso.

— Si que sabes dar sorpresas — bromea abrazándome con fuerza.

— Te extrañaba mucho — reconozco aferrando mi agarre a ella.

No queria soltarla.

— No tienes idea lo que también te estaba extrañando — declara con una gran sonrisa.

— ¡Suelta a mi hija! — escucho un grito y puedo observar de lejos al señor O'Donnell que me mira de la peor forma.

Mackenzie suelta una risa divertida y la bajo, ella entrelazando mi mano a la suya, tira de mi para que caminemos a donde esta su padre parado con su cara de pocos amigos.

— Mira la sorpresa que me trajo — habla su hija.

— ¿Cuál es? — quiere saber.

— El — respondo Mackenzie mirándome con esos ojos que me tienen tan enamorado.

— Es una sorpresa de mierda — comenta el señor O'Donnell.

— ¡Papá! — lo regaña ella.

Se nota que no le agrado en su totalidad.

— Buenas tardes, señor. Es un placer verlo de nuevo — lo saludo tendiendo mi mano para estrecharla con la suya.

— Lastima que no pienso lo mismo — acota estrechando al final nuestras manos.

— No seas malo, papá — le pide haciendo un mohin tierno.

— Lo que uno hace por su hija — murmura suspirando.

No soy padre, pero debe ser bastante fuerte ver como tu hija se enamora de una persona y debes sentir como que la pierdes en un punto. No se como se debe sentir y espero tampoco sentirlo nunca, no veo siendo padre de una niña.

— ¿Haz almorzado algo? — me pregunta mi chica con preocupación.

— Si, no te preocupes — digo besando su mejilla.

— Pensé que Dylan te había entregado un pequeño mapa de donde no debias tocar a mi hija, sin dudas no entendiste nada, Sokolov — sentencia el señor bufando.

SASHA (5° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora