La vida comenzaba a sonreír en cierta medida. El sol del verano hacía lo suyo, simplemente tendíamos a apreciar las pequeñas grandes cosas que tiene la vida en el día a día.
Cada día se veía más guapo, cada día entendía más sobre el uso de la cámara y pues, hemos tenido un par de citas, casi volviendo a realizar cosas que hacen las parejas normales. Quizás algún día volveríamos a ser eso que tanto anhelábamos. Eso que ya éramos y jamás nos dimos cuenta.
Dentro de un mes cumpliremos once años de relación y he estado buscando opciones para celebrar nuestro aniversario. Algún viaje, actividad, que quizás podríamos realizar. Pero luego pensé en que estos no son tiempos para hacer grandes cosas. Gran parte del dinero se va en el centro de rehabilitación, pero la salud de Adler no es algo con lo que podamos abaratar costos.
Volviendo a lo de nuestro aniversario, sé que encontraré la manera de que sea un día muy especial. Me impresiona lo rápido que ha pasado el tiempo.
Once años se sintieron como cinco. Este año también cumpliré treinta, sigo sin asimilarlo.
Cuando era una niña, pensé que estaría casada a esta edad e incluso con un par de hijos. Ridículo de mí pensar que las cosas van exactamente como uno las planea.
No es que necesite un anillo para saber lo comprometidos que estamos en nuestra relación, pero me pregunto si en estos momentos estaría planeando una boda si el accidente no hubiese pasado. Porque claro, llevamos muchísimos años, nos conocemos plenamente y hemos pasado por altos y bajos que juntos hemos podido superar. Adler no decía hacerle el quite al matrimonio, y es entendible que ahora no esté en nuestros planes... sólo temo que sea algo que ya no podrá ser. En realidad, creo que si debe ser así, pasará. No debo pensar más de lo debido, es una de mis tantas habilidades para masacrar mi cabeza bajo mi propia voluntad.
La vida que comenzaba a sonreír, está por tener una cara larga. Te explicaré por qué. Primero tendremos que rebobinar a esta mañana.— Buenos días. — Abrí las cortinas despertando a Adler para una nueva sesión de ejercicios. Me senté a su lado y moví un mechón de su cabello que le molestaría al despertar.
— Cierra las cortinas. — Masculló apretando los ojos con más fuerza. Entiendo que quizás para otra persona no sería la mejor manera de despertar, pero para nosotros era algo cotidiano. Por lo que si a él le enrabiaba que hiciera eso, es porque algo andaba mal.
— Ya es hora de despertar, dormilón — sonreí acercándome —. Victoria está esperándote para ir al centro.
— No quiero. — Respondió aún más malhumorado, si eso era posible.
— ¿Estás así porque te quedaste hasta la madrugada editando fotos? — Pregunté — Yo te ayudé con eso, y mira, ya me levanté — mecí levemente su cuerpo —. Vamos, Adler.
— No quiero. — Suspiró tensando su mandíbula. No podía entender el tan repentino cambio de sus emociones. Hace siete horas era otra persona. La persona que estaba costando mucho trabajo construir.
— ¿Te sientes bien? A lo mejor han estado sobreexigiéndo-
— ¿Qué es lo que no entiendes? No es no — abrió los ojos inyectado en furia, completamente irreconocible —. No quiero levantarme, no quiero comer y definitivamente no quiero ir al centro hoy. Así que si me das un pequeño momento de tranquilidad, te lo agradecería no sabes cómo.
— Te estás comportando como un idiota, Adler. Si algo te sucede por favor dime y lo entenderé. Puedo ayudarte.
— ¿No puedo tener un mal día? No, no puedes ayudarme. No puedes ayudarme a volver a la vida. — Exclamó aún más frustrado. Esto no se veía nada bien. Y pensar que sentía que estábamos avanzando. Más que claro está que hemos retrocedido.

ESTÁS LEYENDO
Lo Feliz Que Soy A Tu Lado
RomanceEl ser humano, considerado como individuo, es una unidad indivisible, dotada de alma y espíritu, cuya mente funciona de manera racional: tiene conciencia de sí mismo, capacidad para reflexionar sobre su propia existencia, sobre su pasado, su present...