¿Descanso? ¿Qué es eso?
Estos últimos días he pasado todas las noches (y sin excepción) en vela. A pasos agigantados se viene la entrega del libro y últimamente se me ha hecho muy difícil encontrar la inspiración. Además que a este punto ya debería estar terminado. Entenderás que hago todo lo que puedo, que lo que escribo es de calidad y que no entregaré cualquier bosquejo apresurado. Quiero lo mejor para mis pequeños lectores, enseñanza y moralejas desde el alma, a diferencia de mi editorial que sólo le es importante vender sin mirar más allá de su propia billetera. Es una lástima. Porque espero compresión, pero sé que será muy difícil tocar una ínfima fibra del corazón de mi jefe.
— Mía — sentí inconsciente — Mía... — sentí ese pequeño murmullo otra vez, en esta oportunidad me remecieron el cuerpo logrando que saltara del susto — Ay, perdón. Es que creo que has pasado la noche sentada en el comedor. — Victoria dijo entrando con un par de bolsas a la cocina.
— Mi espalda lo confirma. — Reí débilmente bostezando. En ese momento aparece Adler en la escena causándome extrañeza. Luego recordé que Karina había llegado muy temprano para llevarlo a terapia.
— Buenos días, chicas. — Sonrió coqueto, o esa fue la impresión que me dio.
— Buenos días, Adler. — Respondió Victoria besando su mejilla.
— Pobre, otra vez te has quedado dormida en la mesa — me dio un beso en los labios para luego avanzar hacia el otro lado de la cocina —. ¿Qué opinas de ir al cine, pasear por el parque, o cualquier actividad fuera de casa? — Preguntó ilusionado.
— Uhm — respondí nerviosa —, no creo que sea una buena idea. Estoy muy ocupada, Adler. Tengo muchas cosas por hacer.
— Vamos, será sólo un par de horas — suplicó —. Luego puedes volver al libro.
— Estoy contra el tiempo, Adler. Por favor entiende — suspiré frustrada. Rápidamente entendí que no merecía una cara larga de mi parte —. Prometo salir contigo a pasear pronto.
— No era un simple paseo, era una cita — arqueó sus cejas explicando la diferencia. A ese punto me había perdido en mi mente pensando en todas las cosas que debía hacer. Luego me encontré observando su cabello con destellos dorados producto de los rayos de sol colándose por la ventana de la cocina —. Pero bueno, supongo que debo entenderte. Esto es muy importante.
— Tengamos el mismo panorama nosotros mismos — agregó Victoria tomando su mano — ¿Qué dices?
— ¿Hablas de ir al cine y a cenar? — Sonrió entusiasmado.
— Eso y más — le guiñó un ojo juguetona, no en un tono inapropiado —. Tú sólo di qué y lo haremos.
— Por eso eres la mejor, Victoria. — Dijo alegre. Mientras escuchaba eso a la distancia busqué más hojas para la impresora. Me sumí otra vez en mis pensamientos sin darle importancia a las cosas que estaban pasando en estos momentos. Tomé una larga ducha y numerosos shots de café para finalmente emprender rumbo a la editorial. Voy cada cierto tiempo, sólo cuando es necesario. Hoy debía mostrar un avance, o más bien ya casi el final del libro; pero sabemos que aún, por las circunstancias en las que me he visto inmersa, no lo he terminado.
Entré al complejo y esperé sentada en la silla de mi jefe. Mi impaciencia me estaba jugando una mala pasada dándome más ansiedad que nunca. He estado esperando unos diez minutos ya. Y en eso llega mi jefe con un aspecto horrible, bostezando con un café gigante en una mano y con la otra unas aspirinas. Sinceramente no me sorprende.
— Buenos días, Elton. — Rompí el silencio dubitativa. Me miró a los ojos intentando esbozar una sonrisa pero falló en el intento.
— Hola, Mía — respondió serio, más bien, notoriamente cansado —. Ejem, pues, ¿cómo van las cosas?
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Lo Feliz Que Soy A Tu Lado
RomanceEl ser humano, considerado como individuo, es una unidad indivisible, dotada de alma y espíritu, cuya mente funciona de manera racional: tiene conciencia de sí mismo, capacidad para reflexionar sobre su propia existencia, sobre su pasado, su present...