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Ha costado volver a recuperar el ánimo que tuvo por varias semanas. Si un avance puedo mencionar, es que no está enojado o frustrado todo el tiempo. Es solamente falta de voluntad para hacer los ejercicios y básicamente pasar por todas las cosas que tiene que pasar para poder estar bien y estable. Sí, hay días en los que no se levanta. Hay días en los que expresa lo mucho que no le gustaría estar vivo en estos momentos, sé que no lo dice en serio. Por más triste, por más difícil que su vida puede ser actualmente, sabe apreciar el hecho de que aún sigue con vida. Que estuvo más que cerca de perderla. Y eso es muy importante, que sepa que está aquí por una razón, que aún no era su hora, que debe aprovechar cada segundo de la vida, porque es tan efímera y nunca sabremos cuando terminará.

Al menos saber que en alguna parte dentro de él se encuentra consciente de eso, me tranquiliza.

Hoy iría al centro por la tarde, no en la mañana. Me desocupé del trabajo más temprano de lo usual, Últimamente me he concentrado en escribir, entregar avances que por suerte hasta el momento les han parecido espléndidos. Pensé que sería buena idea llevarlo por mi cuenta para ver a Kiara y al viejo Hal, no he tenido tiempo de ir acompañarlo y sería una buena idea para despejarme y saber cómo han estado.

— Gracias, Victoria — caminé hacia la entrada en donde estaba junto a Adler, arreglando su cabello —. ¿Cuento contigo en la tarde-noche? Mañana tiene control en el hospital temprano.

— Aquí estaré antes de que lleguen de la sesión — asintió sonriente —. Rompe tu trasero trabajando hoy, campeón.

— Eso intentaré. — Adler respondió sonriendo. Subimos al auto y el trayecto ha sido hasta el momento bastante silencioso.

— Qué bueno que tú y Victoria se estén llevando bien — rompí el silencio mirando por el espejo retrovisor —, he notado lo mucho que se ríen juntos.

— Sí, es alguien agradable — se encogió ligeramente de hombros observando el paisaje. Yo concentré la mirada en el camino, formando un pequeño silencio — ¿Celosa?

— ¿Yo? — Reí un poco más fuerte de lo que debería. No. Sé que es su trabajo, que es muy buena compañía y apoyo... pero algo en las miradas que se han dado me preocupa. Es ridículo, sé lo mucho que Adler me ama, que no podemos estar sin el otro y que no tenemos ojos para nadie más que nosotros. Lo sé, ¿qué puede ser esto que estoy sintiendo entonces? Sí creo que son celos. Celos ligeros, chiquitos. No me estoy muriendo por dentro, no necesito marcar territorio y no me hierve la sangre por separarlos — No. No estoy celosa. Me alegra que puedas sentir apoyo en alguien más. Ya sabes que tienes muchas personas con las que puedes confiar.

— Lo tengo muy claro — sonrió después de decirme que me sentara en sus piernas —. Lo que no entiendo, es por qué estás celosa. No, muerta de celos.

— ¡Qué no! — Reí negando — Créeme que me alegra esta nueva... amistad.

— ¿Entonces no te molesta que la haya invitado a ver el partido de fútbol en su día libre?

— ¿Ese día no saldríamos a cenar?

— ¡Celosa! — Insistió — No cambiaría esa cena por nada del mundo. Ni a ti tampoco, si eso es lo que, una pequeña; ínfima parte de ti, está pensando en estos momentos. 

— Lo sé... no te preocupes. — Un poco más tranquila procuré alistarlo para ir a la sesión de la tarde. Guardé un par de nueces en su bolso por si le daba hambre. Terminé comiéndolas mientras lo esperaba.

Llegamos al centro y divisé a Hal, quien se veía muy sorprendido al vernos, o al verme.

— Dios mío ¿No es un ánima? — Preguntó alzando la voz, llamando la atención de los demás —, ¿es en serio que Mía Hart está aquí? — Reí bajo mirando mis zapatos. Es verdad que no venía hace varios días. Una semana para ser exactos. Ya dije lo ocupada y enfocada que estaba en terminar el libro, por fin está llegando la inspiración, pero esa inspiración conlleva mucho tiempo y dedicación — Ya no te veía ni la sombra. A ver, has cambiado. Déjame recordar tu rostro.

Lo Feliz Que Soy A Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora