Por primera vez, se acabaron los milagros.
Por primera vez ya no existen las segundas oportunidades.
Y aunque el dolor en el alma era desgarrador, no había nada que pudiera hacer al respecto.Nada podría devolverme al amor de mi vida.
Completamente sedada, pasaba cuidadosamente esa barrera del dolor, en la que es tan intenso; que dejas de sentir. Así comenzaba a asimilar que no volvería a verle tan animoso cuando pasaban su programa favorito en la tele, o lo feliz que era cuando le preparaba un plato que desde ya se veía del asco, pero para él era la gloria; sólo porque yo lo habría hecho.
Está, pero no está. Tan cerca y a la vez tan lejos. Podía sentir aún su aroma tan peculiar a metros de él, aún sin verlo desde que se lo llevaron en esa camilla.
De todas las cosas, jamás pensé que esto pasaría, no de esta forma. Una parte de mí tendría miedo a perderlo siempre, y otra deseaba aferrarse a la idea de que lo peor ya había pasado, que no importa cómo, él seguía con vida y a mi lado,
pero esta vez es diferente.Tenía pavor de entrar y ver lo que estaría ante mis ojos, esa persona que he conocido toda una vida...
La estrella que iluminaba mi cielo todas las noches, la que me hacía sentir y soñar... amar con cada fibra de mi ahora tan pequeño ser.Sentí la mano de Ashton en mi espalda, dándome fuerzas para entrar a la habitación de Adler y luego se alejó para darme privacidad.
Después de unos segundos, logré hacerlo. Sin antes admirarlo y respirar hondo en su cuello. Deseaba impregnarme de su esencia, de todo lo que Adler Cox significaba.Cómo vino a pasar esto, pensaba mientras escondía mi rostro en su pecho.
Lo que más dolía, es su aspecto que lo hacía ver como si en esos momentos tomara una siesta.
Era verlo dormido, era verlo abatido después de un largo día.
Era verlo, con los mismos ojos; con el mismo amor de cuando solía observarlo dormir plácidamente. Dándome cuenta de lo afortunada que he sido, y pensando, ¿cómo, de todas las personas en este mundo, me tocó la más increíble?, ¿esa que jamás creí merecer?Saber que las cosas no volverán a ser así, que no volveré a escuchar su dulce, pero a la vez grave voz; me hacían sentir helada. Ese sentimiento de ver cómo la vida te pasa por delante, y tú sólo puedes quedarte petrificado, sin emoción. Sin aire.
Rozaba con mi dedo índice su mentón, podía asegurar que si estuviera despierto se quejaría y pondría de mal humor porque la barba comenzaba a picarle.
No me moví de su lado en toda la tarde, observaba las maquinarias a las que estaba conectado. Le hablaba como si pudiera escucharme, lo sentía a mi lado como si nada hubiera pasado.Pero la vida nos pasó, el destino.
Alguien tocó la puerta ligeramente y segundos más tarde divisé a Alyssa asomándose para ver a su hijo, con una mirada desgarradora, un semblante inerte, completamente abatida.
— ¿Puedo? — Preguntó sentándose a mi lado.
— Claro, te dejaré a solas con él. — Iba a levantarme pero tomó delicadamente mi muñeca, haciendo que permanezca en mi lugar.
— Esta bien — asintió sin emoción —, quédate, por favor. — Comenzó a derramar unas cuantas lágrimas; a hacer exactamente lo mismo que hice cuando lo vi por primera vez en este estado hace no mucho.
En eso entra una llamada que no quería contestar. Era del trabajo, mi jefe. Podrá entender que en estos momentos no quisiera existir, pero no dejaba de insistir, y a la tercera llamada me armé de valor y contesté.
— ¿Hola?
— Ay, al fin contestas — sentí un suspiro a través de la llamada —. Te necesito en la oficina a más tardar en una hora.

ESTÁS LEYENDO
Lo Feliz Que Soy A Tu Lado
RomansaEl ser humano, considerado como individuo, es una unidad indivisible, dotada de alma y espíritu, cuya mente funciona de manera racional: tiene conciencia de sí mismo, capacidad para reflexionar sobre su propia existencia, sobre su pasado, su present...