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— No puedo creerlo... después de todo lo que has hecho por él. — Sally rompió el silencio, después de unos cuantos minutos en los que por fin pude contarle todo. Aún no aterrizaba en esta nueva realidad, en esto que pasó hace tan poco tiempo y en lo mucho que me costaría superarlo. No podría superarlo, eso era lo que sentía. Que mi amor por Adler jamás se iría ni aunque así lo quisiera. Pero no voy a negar que esto cambia las cosas para siempre. Que no estoy segura de poder volver verlo a los ojos después de todo lo que ha hecho.
Porque esa no es la persona carismática que conozco, no es el hombre con el que mis piernas temblaban cada vez que lo veía.
Era un completo desconocido.
¿No pensará en lo mucho que lo amo? ¿En todo lo que he hecho para verlo sano y feliz?
Definitivamente no estaba pensando. Porque hubiese recordado todos los momentos que hemos vivido, las alegrías, las promesas, el hecho de que conocemos el uno al otro de pies a cabeza, al menos eso era lo que yo creía.
Si algo puedo rescatar es que sé, con certeza que todo el tiempo que estuve con él, hasta que las cosas cambiaron, me quiso de verdad. Me amó con locura y yo lo amé a él devotamente. Lamentablemente a final de cuentas, no puedo decir que él hizo lo mismo.

— Me ha dicho que se ha enamorado de ella — volví a llorar en sus brazos con un dolor difícil de explicar, no me dolía el "corazón", no me dolía el "orgullo".
Me dolía el alma, me dolía ver a mi alma gemela abandonándome, como si todo lo que alguna vez vivimos no significara nada —. Me dijo que se sentía solo, yo sólo trabajé para poder solventar los gastos de nuestro hogar, y cada vez que pude le di toda mi atención. — Sollocé.

— Lo sé, Mía. Lo sé — suspiró acariciando mi espalda en un intento de calmarme, pero sólo logró causarme aún mas tristeza. Derramó unas cuantas lágrimas de empatía, o quizás pensando en su propia historia, que no ha de ser muy distinta de la mía —. Entiendo perfectamente lo que sientes, no sabes qué hiciste mal. No tienes idea de por qué las cosas han terminado así, y es terrible a pesar de todo, tener aún sentimientos por él... Mía, no es culpa tuya. Por favor, quita eso de tu cabeza. No te engañó porque pasabas menos tiempo con él, no te engañó porque no eres lo suficientemente buena para él, te engañó porque es un cobarde, descerebrado egoísta que sólo piensa en él. No hay otra explicación, sabemos que él no ha estado en su mejor momento, pero con mayor razón debió haberse aferrado a ti, siendo que tú eras todo lo que él tenía. — Me da rabia, pero mucha más pena tener que estar pasando por esto, pensar que él sería la excepción, el amor de mi vida desde que era tan solo una nena. Lo nuestro fue intenso desde un principio, nuestros padres solían decir que a tan corta edad ya parecíamos un matrimonio. Y es que nuestra vida juntos siempre la imaginamos en grande, aterrizar de esos sueños, de esa imaginación, es lo que he hecho. Aterrizar de cara al piso.

— No lo sé, por primera vez, no tengo palabras, no tengo idea de qué hacer. Ahora ha vuelto arrepentido, pero no fue una cosa de una sola vez, fueron tres meses en los que si no me doy cuenta por accidente, quizás cuánto tiempo hubiese durado toda esta mentira.

Estaba tan ensimismada imaginando una vida con Adler de principio a fin que no pude ni pensar lo que sería una sin él, ese era mi mayor problema. Sabía que no era sano, casi enfermizo enamorarse así; pero mi corazón lo había elegido y no había nada que pudiera hacer al respecto. Y es que tampoco quería hacer algo, así, a su lado, era realmente feliz. Lo sentía al despertar, al irme a dormir. Será difícil encontrar pasión por las cosas que solía hacer, la vida en sí, sabiendo que Adler ya no estaría en ella.

— No puedo creer que también estés pasando por esto, hermanita. Jamás podría haberlo pensado de él. Adler era como un hermano más, lo adorábamos — suspiró. Sé perfectamente lo que siente: ni siquiera puede odiarlo. Adler, sin importar todos los errores que pueda cometer, jamás te hará odiarlo. No puedes odiarlo, eso es lo peor. El amigo de todos, buena persona, solía ser el novio perfecto. Ahora solamente recordamos los buenos momentos, su sonrisa, sus bromas, su alegría. No hay forma de odiarlo ni aunque quisieran, y los entiendo —. Quiero que sepas que tienes todo mi apoyo.

Lo Feliz Que Soy A Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora