«La Academia Umbrella era un grupo que sabía destacar, por su aspecto, habilidades y demás. La número ocho, Erin Hagrevees, no. Su talento siempre fue volverse invisible»
Erin Hargreeves es una de los ocho.
Antes, la conocían como The Spy. Antes, e...
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Erin baja del auto dando un portazo sin cuidado. Acto seguido, comienza a estirar las piernas y los brazos junto él, bostezando.
Allison baja del otro lado, cerrando la puerta con suavidad, y la mira reprobatoriamente, pero no le dice nada. Muy bien, Allison, elige tus batallas.
En el camino, el pueblito alrededor era pintoresco pero en su mayor parte aburrido. Si Erin tuviera que elegir un lugar con pueblos preciosos, Italia sería el primero en su lista. Éste ni siquiera entraría en el top cincuenta.
—¿El psicópata vive aquí? —Erin pregunta a Allison, contemplando la cabaña escondida en medio de los árboles.
—Ésta es la otra dirección que Diego encontró en el expediente —Allison responde, mirando con atención a su alrededor.
—Bien —Erin asiente—. Espera aquí, vuelvo en un minuto.
—¿Qué? ¿Por qué? —Allison frunce el ceño con indignación—. Puedo manejarme en una pelea tan bien como tú, y necesito hablar con Vanya.
—Si, ajá. A ver, hermana, dime, ¿Quién de aquí tiene A: entrenamiento de espionaje y B: Se vuelve jodidamente invisible? —Erin ilustra con los dedos—. Solo voy a peinar el terreno. Se una linda niña y espera a que regrese. Luego podemos patear traseros y puedes darle a Vanya un abrazo fraternal, si te hace sentir mejor. Bye —acto seguido, se vuelve invisible.
—Te odio —Allison resopla, pero se apoya en el capó del auto y espera, porque su irritante hermana tiene un punto.
Luego de algunos minutos, Erin se vuelve visible frente a ella e informa:—No están aquí.
Allison se endereza rápidamente.
—¿Qué?
—¿Necesitas un lavado de oídos? Dije que no están aquí —Erin arruga la nariz—. Revisé la casa y claramente estuvieron aquí, pero ya no. Diría que no volvieron anoche.
—¿Segura de que Vanya estuvo aquí?
—Su violín está en la sala —asiente Erin, haciendo una mueca. El pelo azulado suelto le hace cosquillas en la nariz y se lo echa hacia atrás en un movimiento casual.
Allison se lleva una mano a la frente, apretando los ojos con preocupación.
—Debe estar aquí, en éste pueblo —afirma—. Tenemos que encontrarla.
