«La Academia Umbrella era un grupo que sabía destacar, por su aspecto, habilidades y demás. La número ocho, Erin Hagrevees, no. Su talento siempre fue volverse invisible»
Erin Hargreeves es una de los ocho.
Antes, la conocían como The Spy. Antes, e...
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Ésto se siente como un deja vú, piensa Klaus mientras camina hacia la antigua habitación de Erin, con Ben irradiando demasiada energía nerviosa a su lado como para un fantasma.
Es un vívido recuerdo de trece años atrás, cuando la muerte de Ben estaba reciente y ardiendo y Klaus se aventuró en la habitación de Erin para decirle que Ben estaba aquí. Ella no le creyó, y no hay razón para que le crea ahora, pero ¡hey! el mundo se acaba en tres días, así que ¿qué más da al menos intentarlo?
Da dos toques a la puerta de Erin (dónde Ben le dijo que estaba) y espera. Le reciben en pelo azul brillante de Erin y sus ojos cristalizados por las lágrimas que se esforzó por limpiar antes de abrir la puerta.
—Klaus —dice ella antes de que él pueda decir nada, y su nombre suena como un jadeo en sus labios.
—Hey, hermanita, ¿tienes un minuto en tu apretada agenda? —Klaus intenta aligerar el ambiente, pero ella no sonríe, así que en realidad es un fracaso.
—Yo... También necesito hablar contigo —Erin admite, mordiéndose la punta de la lengua y balanceando los pies de atrás a adelante una y otra vez mientras mueve los dedos rítmicamente contra sus muslos. Ella siempre, incluso ahora sin su supervelocidad, ha tenido demasiada energía para gastar y una incapacidad absoluta para quedarse quieta.
Klaus nunca se esfuerza por descifrar a sus hermanos, aunque tal vez eso es más porque siempre está demasiado drogado como para pensar. Ahora está sobrio y ésto es difícil como el infierno. ¿Cómo empezar? Bueno, hermanita, resulta que Ben, sí, ese Ben, nuestro hermano muerto, ha estado conmigo desde que murió y quiere hablar contigo. Suena mal incluso en su cabeza, y eso es mucho decir.
Afortunadamente, Erin rompe el hielo por él.
—Quiero hablar de Ben.
Klaus está seguro de que es la primera vez desde que todo ocurrió que la escucha pronunciar el nombre de él. Ben, a su lado, se inclina hacia adelante ante su mención, como si quisiera tocarla, pero no puede hacerlo.
Bueno, aquí vamos.
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—¿Es... ha estado aquí todo éste tiempo? —Erin se atraganta un poco con sus palabras, que suenan como un murmullo adolorido.
—Desde el funeral —aclara Klaus, intercambiando una mirada significativa con Ben, de pie junto a él e invisible para ella.
Erin sigue la mirada de Klaus, pero obviamente no ve nada. Está tan cerca y tan lejos y duele. Murió y lo perdió, pero resulta que está aquí, siempre estuvo aquí.
Se muerde el labio, intentando así que deje de temblarle. Erin no es una persona emocional. Es vivaz, arrogante y le gusta divertirse por encima de las otras cosas.
