«La Academia Umbrella era un grupo que sabía destacar, por su aspecto, habilidades y demás. La número ocho, Erin Hagrevees, no. Su talento siempre fue volverse invisible»
Erin Hargreeves es una de los ocho.
Antes, la conocían como The Spy. Antes, e...
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Erin necesita frotarse los ojos con las manos para estar segura de que lo que está bien no es una ilusión.
Y no lo es.
Es real, está ahí, como un espejismo de otro tiempo. Ben está ahí, justo frente a ella, de la misma edad que el resto de ellos (sin contar a Cinco, por supuesto). Una silueta azul sorprendentemente sólida.
Ben utiliza a Los Otros, como solían llamar a los tentáculos que traía desde otras dimensiones a través de su estómago. Los utiliza y comienza a acabar con todo el equipo de asalto que les dispara.
Ben acaba de salvarlos a todos de lo que iba a ser una muerte segura (es decir, todavía podrían morir si no detienen a Vanya, pero esto definitivamente es un progreso.
Erin siente que no puede respirar. Su corazón late desbocado contra su pecho y las piernas le tiemblan como gelatina cuando finalmente encuentra la fuerza para ponerse de pie. Su propia respiración está atascada en su garganta.
Al haber acabado con todos, Ben retrae los tentáculos dentro de sí mismo nuevamente y entonces, entonces él la mira.
Sus miradas se encuentran y es como si todo encajara en su lugar. Cómo si se hubieran estado mirando desde siempre y pudieran seguir así para toda la eternidad.
Ben le sonríe, suave y hermoso y perfecto y tal como ella lo recuerda. Es una sonrisa que creyó que no volvería a ver en ningún otro lugar que no fuera en el interior de su memoria y aquí está, justo frente a ella. Es tan maravilloso que Erin teme que se desvanezca frente a sus ojos tan rápido como ha aparecido, pero Klaus lo sostiene en la energía azul a través de sus manos.
—Erin —Ben dice, suavemente, con la voz cargada de anhelo.
Él habla y es su voz. Dulce y suave, con ese aire de timidez que la peliazul siempre pensó que era adorable. Es su voz y dice el nombre de Erin y es, es demasiado, es demasiado. Erin deja escapar una jadeo audible, y cuando se cubre la boca con la mano descubre que hay lágrimas en su mejillas. Lo siguiente que sabe es que está corriendo hacia él todos los metros de distancia que los separan. Corre hacia él sin saber si se desvanecerá cuando ella estire las manos para tocarlo, y no le importa si sus hermanos la está mirando ni el maldito concierto de la muerte de Vanya.
No hay nada aquí excepto Ben.
Él la atrapa por la cintura cuando ella salta hacia él. Tocarse se siente extraño, como si el contacto entre ellos generara chispas de electricidad. Erin envuelve los brazos alrededor del cuello de Ben, sus brazos apoyados en los hombros de él. No hay tiempo para palabras y eso está bien, porque ni todas las palabras del mundo alcanzarían para decir siquiera una pequeña parte de lo que están sintiendo. Un beso, sin embargo, tal vez se acerque un poco más.
