«La Academia Umbrella era un grupo que sabía destacar, por su aspecto, habilidades y demás. La número ocho, Erin Hagrevees, no. Su talento siempre fue volverse invisible»
Erin Hargreeves es una de los ocho.
Antes, la conocían como The Spy. Antes, e...
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Diego está preocupado. Mira a Klaus de reojo una y otra vez, de pronto sin saber como abordar una conversación. Está desesperado por hablar de lo que pasó, como es que el número Cuatro salió casi ileso de dos asesinos a sueldo profesionales, quiere disculparse por permitir que pasará en primer lugar.
—¿Estás bien? —pregunta a Klaus, pero no recibe respuesta alguna.
Klaus está callado, lo que no hace sino preocuparle aún más. Nunca pensó que estaría deseando escuchar las divagaciones extravagantes de Klaus, sin embargo, lo hace. Klaus jamás guarda silencio, pero ahora mira por la ventana encogido sobre sí mismo con aire ausente y a Diego le desespera no saber como ayudar, porque Klaus está callado y eso solo significa que algo está realmente mal.
—Vaya sorpresa, ésto es nuevo —dice al final, y se odia por no encontrar una forma mejor de romper el silencio—, Klaus está callado.
Klaus no responde, sigue mirando por la ventana, abrazando la condenada botella de vodka contra su pecho.
Diego tamborilea nerviosamente los dedos en el volante del auto, tarareando mientras busca una forma de hacerlo reaccionar.
Nunca ha sido bueno con ésto de los sentimientos y las palabras. Allison, apesar de que le cueste reconocerlo, es mucho mejor que él en eso. Ella y Klaus son los mejores con las palabras y las emociones de toda la familia. ¿Qué puede hacer él?
—Uh, la última vez que pasó teníamos doce años, ¿cierto? —Klaus no responde, así que Diego continúa—. Trataste de bajar las escaleras con los tacones de Grace y te rompiste la mandíbula. ¿Cuánto tiempo la tuviste cerrada?
—Ocho semanas —responde Klaus en un murmullo, y es un alivio escuchar su voz.
—Ocho gloriosas semanas de paz —Diego sonríe, tratando torpemente de hacer sonreír a Klaus, cosa que no sucede.
No es del todo cierto lo que dice. Recuerda el incidente, la caída por las escaleras y estar condenadamente preocupado por Klaus, todo el tiempo. Klaus parecía tan deprimido en ese entonces, al haber perdido su voz. Incluso Cinco fue amable con él. Ahora que Diego lo piensa, Klaus luce deprimido ahora igual que entonces, como si algo le hubiera robado la voz.
—Oye... —Diego vuelve a intentar—, me estás preocupando.
Sin respuesta.
—Puedes... Sabes que puedes.... contarme lo que pasó... Es... Esos bastardos fueron... —Diego balbucea y se detiene cuando se da cuenta de que podría comenzar a tartamudear en cualquier momento y definitivamente no quiere eso.
De verdad se está esforzando para no simplemente agarrar a Klaus por el cuello de la camiseta y exigirle que hable.
