18. "Tan cerca..."

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Nadie lo nota, pero el tiempo detenido vuelve a activarse con la misma naturalidad con que se detuvo en primer lugar.

Luther termina de tirar a Erin para esconderla de tras de él y ella prácticamente choca contra el auto debido a que la acción la toma desprevenida.

Los disparos los pasan de largo y chocan contra el capo del auto sin hacer más que rasguños. Adelante, el camión de helado dónde están sus hermanos se tambalea antes de detenerse con un brusco frenazo.

—¿Qué carajo? —masculla Erin, mirando a todos lados—. ¿Cinco? —no hay rastro del pequeño bastardo.

—¡¿Cinco?! —grita Luther también, sin recibir respuesta. Luego, levanta el maletín hacia Hazel y Cha-Cha, que están levantándose—. ¡Vengan por él! —desafía, arrojando lejos el maletín con su superfuerza.

Ambos idiotas corren a buscar el maletín como perros a por un hueso.

Erin corre hacia el camión de helados, justo a tiempo para sostener a un mareado Klaus y evitar que caiga de cara al suelo. Acto seguido, Klaus se voltea para recibir a Diego, quién murmura un: “Espera, espérame”, y ayudarlo a bajar.

—¿Estás herido? —pregunta Erin al ver la expresión y movimientos adoloridos de Diego.

—Viviré —gruñe Diego. Es respuesta suficiente por el momento.

—¿Qué hacen ustedes aquí? —Klaus pregunta a Erin y Luther, pero están muy ocupados corriendo hacia el auto antes de que Hazel y Cha-Cha recuperen sus armas, así que no responden—. ¡¿Y Cinco?!

Erin carga a Diego de un lado y Klaus lo carga del otro, Luther se adelanta para abrirles la puerta del auto.

—Suban.

Se acomodan en el auto con Diego en el medio. Luther sube al asiento del conductor.

Erin voltea para ver por la ventana trasera y ve a Hazel y Cha-Cha correr a su auto, tratando inútilmente de encenderlo. Cuando sus miradas se encuentran, ella les muestra burlonamente las llaves del auto.

—¡Arranca Luther! ¡Rápido! —Klaus exclama.

Erin le enseña la lengua a Hazel, balanceando las llaves del auto que le robó, al tiempo que Klaus le muestra el dedo del medio. Luther arranca y se alejan por la carretera.

¡Vamos! —exclama Ben, extasiado, aunque solo Klaus lo escucha.

Erin suelta una risita y grita un “¡Yuhu!” bastante audible, chocando los cinco con Klaus, mientras Diego se retuerce en medio de ambos.

Ben se voltea para mirarla. Los mechones azules cayendo revueltos sobre su frente, su sonrisa divertida, su piel blanca y tersa, sus brillantes ojos azules. No debería doler. Ben está muerto y ya no debería dolerle, pero lo hace. Duele como el infierno estar tan cerca de ella y no poder hablarle, tocarla...

Invisible | The Umbrella Academy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora