«La Academia Umbrella era un grupo que sabía destacar, por su aspecto, habilidades y demás. La número ocho, Erin Hagrevees, no. Su talento siempre fue volverse invisible»
Erin Hargreeves es una de los ocho.
Antes, la conocían como The Spy. Antes, e...
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Hace 13 años
Llevaban meses planificando ésta misión, éste gran asalto para desmantelar una de las centrales terroristas más grandes del momento. Conocían el lugar, tenían una estrategia.
Nada debió salir mal...
Erin se asomó por el marco de la puerta de la habitación de Ben y silbó sugerente mientras él se subía la cremallera del traje.
Ben se volteó hacia ella, ligeramente sonrojado, y sus ojos se iluminaron un poco cuando la vio.
—Erin.
—En persona y no es broma —giró sobre sí misma teatralmente—. Te traje un regalo, para la buena suerte.
Ben sonrió de medio lado, alzando una ceja mientras observaba como Erin sacaba un pequeño paquete del bolsillo.
—¿Es un souvenir? —preguntó.
Erin llamaba souvenirs a los pequeños “recuerdos” que tomaba de algunas misiones más públicas. Tenía manos rápidas después de todo. Tomar recuerdos y deslizarlos disimuladamente en el interior de su bolsillo en cada misión se había vuelto un hábito.
Así como Klaus escondía licor y marihuana en la tabla suelta de su cuarto, Erin hacia lo propio con su cajita de souvenirs. La mayoría los tomaba solo por tomar, más como una necesidad primitiva que un deseo consciente. Sin embargo, algunas veces tomaba algo para los otros. Un libro para Ben, esmalte de uñas para Klaus, etc...
—A caballo regalado no le miras el diente, dulzura —ella le guiñó el ojo y le entregó el pequeño paquete blanco.
En el interior había una pulsera con dijes de libros alrededor de la cadena. A Ben le brillaron los ojos.
—¡Es hermoso, Erin! —exclamó—. Casi creo que no te voy a regañar por robar.
Erin le mostró la lengua con total madurez.
—No es robo, simplemente es un...
—Un recuerdo, lo sé. Me encanta, de verdad —Ben sonrió, cerrando el brazalete alrededor de su muñeca y ocultandolo bajo la manga del traje.
Erin sonrió, satisfecha. Se inclinó hacia Ben y besó suavemente sus labios. Ambos habían descubierto que, de hecho, les gustaba mucho besar.
—¿Crees que estaremos todos bien? —Ben preguntó con inseguridad cuando se separaron—. Ésta misión es importante y no quiero arruinarlo...
Todos sabían que para Ben estaba siendo cada vez más difícil controlar a los horrores.
Erin le dió un golpecito amistoso en el brazo.
—Estarás bien, todos. Planeamos mucho ésto. Será entrar, limpiar y salir.
