«La Academia Umbrella era un grupo que sabía destacar, por su aspecto, habilidades y demás. La número ocho, Erin Hagrevees, no. Su talento siempre fue volverse invisible»
Erin Hargreeves es una de los ocho.
Antes, la conocían como The Spy. Antes, e...
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Erin se encoge en sí misma lo mejor que puede, cubriéndose la cabeza con los brazos. A su lado están Klaus y Allison, mientras que Diego y Luther están detrás del otro mostrador. Todos cubriéndose de las balas que no dejan de llover.
—¡¿Y ahora que carajos?! —se queja Erin, haciendo un puchero hastiado.
—¡Tal vez vinieron para el cumpleaños de Kenny! —sugiere Klaus, quien se está cubriendo los oídos con mucha fuerza.
—¡No, puedo jurar que es por nosotros! —responde Luther con ironía desde el otro lado.
Me encantaría pasar un maldito día sin que alguien intentara matarme, piensa Erin para sí misma, realmente hastiada. Allison le da una mirada que indica que ella siente exactamente lo mismo que Erin piensa.
Diego contraataca primero. Lanza uno de sus cuchillos siempre precisos directo al pecho de uno de ellos, quién cae muerto hacia atrás, encendiendo accidentalmente una de las radios y desde la cual comienza a sonar Saturday's Night.
—Al menos el muerto tiene buen gusto —Erin sonríe resignada, refiriéndose a la música—. En fin, que comience el show.
Acto seguido, se vuelve invisible y se desliza por el costado, lejos de a donde todas las balas apuntan. Sigilosa y rápida, incercepta a uno de los hombres y lo golpea en la cara con su propia arma, para luego darle dos golpes más que lo dejan fuera de juego en el suelo. Él literalmente no la vio venir. Los otros tratan de dar con ella disparando al azar, pero Erin se mueve rápido hacia el siguiente.
Paralelamente, Luther derriba a algunos arrojando bolas de bolos y Diego pelea en una mezcla de combate cuerpo a cuerpo y sus cuchillos. En un momento, un pastel pasa volando por los aires. Erin no necesita voltearse para saber que ese lo arrojó Klaus.
—¡Ten cuidado Klaus! —Diego le grita desde el otro lado—. ¡Ve con Allison!
Eso es dulce. Normalmente, Diego no es tan obvio en la forma de preocuparse por Klaus.
Klaus obedece, por supuesto. Él se acomoda junto a Allison y exclama desde ahí:—¡Bloquean la salida! —mientras se cubre los oídos con las manos.
—¡¿Cuál es el plan, Lulu?! —Erin pregunta, haciéndose visible y agachándose rápidamente detrás de uno de los mostradores para evitar las balas.
—¡A los carriles! —grita Luther, señalando los carriles de los bolos.
Si, bueno, no es como si hubiera mejores opciones.
