«La Academia Umbrella era un grupo que sabía destacar, por su aspecto, habilidades y demás. La número ocho, Erin Hagrevees, no. Su talento siempre fue volverse invisible»
Erin Hargreeves es una de los ocho.
Antes, la conocían como The Spy. Antes, e...
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Klaus acaba de terminar de pintar de azul las uñas de Erin (esmalte que robaron de las cosas viejas de Allison), cuando Allison se asoma a la cocina. Diego también ha aparecido, al parecer a buscar su abrigo. Cinco
—¿Han visto a Vanya?— pregunta Erin.
—Ya se fue— responde Diego.
—Ow, ¿no se despidió?— Klaus comenta, mientras Erin sacude las manos para apresurar el secado del esmalte.
Klaus hace un puchero, apoyado en el mostrador.
—Si, bueno, ¿nos veremos en cuánto? ¿Diez años cuando muera Pogo?— divaga Diego.
—No si mueres primero— contraataca Allison con fiereza.
—Uhh, amor fraternal— Erin sonríe ladinamente de medio lado.
—Si, yo también te quiero— responde Diego—. Buena suerte en tu próxima película, ojalá le vaya mejor que a tu matrimonio.
Allison resopla y se marcha.
—Allison no me agrada, pero eso fue innecesario— Erin alza una ceja dirección a nadie, quién se encoje de hombros con desdén.
—Bien, da igual, ¿me das un aventon? Necesito llegar al centro— Erin le pone de pie, soplando un mechón azúl lejos de sus ojos.
Diego suspira.
—Bien.
—Oh, ¿nos vamos?— Klaus se pone de pie, entusiasmado.
—Tú no— gruñe Diego, aunque sin malicia.
—Excelente, voy por mis cosas— Klaus sonríe y corre al interior de la casa.
Diego mira a Erin en busca de ayuda, pero ella se encoge de hombros.
—Lo siento, hermano, pero pinto mis uñas, somos un paquete ahora.
Él resopla, resignado, y asiente. Caminan hacia el auto.
....
Erin se sienta en el asiento del copiloto y Klaus se queda con toda la extensión de los asientos traseros.
—Debo ir a un lugar primero— avisa Diego.
—¡Aventura! ¡Yey!— dice Klaus desde atrás.
Erin asiente, contenta con observar el paisaje nocturno por la ventana. No ha estado en ésta ciudad en mucho tiempo. Mete una paleta nueva en su boca.
—Tendrás diabetes si no dejas de consumir esas porquerías de azúcar— señala Diego, mirando a Erin de reojo mientras conduce.
