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Klaus cerró los ojos y, cuando volvió a abrirlos, tenía ocho años otra vez y estaba en el mausoleo.
Él gritaba mientras los rostros de todos los fantasmas se inclinaban a centímetros del suyo. Ellos también gritaban. Klaus sentía que se ahogaba. Suplicaba a papá que lo dejara salir, pero la única respuesta que recibía era: “tres horas más”.
Gritó, arañó y se retorció, pero nadie escuchó. Apretó los puños hasta que hubo medialunas sangrantes en las palmas de sus manos.
¡Tres horas más, número cuatro!
Dios, no puede respirar.
Todo duele.
Está oscuro.
Los muertos están gritando.
¡Klaus! Tienes que respirar.
Lo dice como si fuera tan sencillo. El olor a humedad y podredumbre lo asfixia.
Klaus, escúchame, no estás ahí ¿okay? Vuelve conmigo.
Oh. Es la voz de Ben. Es Ben.
Klaus no está en el mausoleo, está encerrado en un armario, secuestrado por dos psicópatas con máscaras y raro gusto por los estrangulamientos. Trata de moverse pero, por supuesto, sus piernas y sus muñecas están atadas.
—Tienes que resistir, Klaus, vendrán por ti. Nuestros hermanos te encontrarán.
Esa frase ha dejado de ser consoladora hace horas. No lo harán, nadie vendrá por él. ¿Por qué lo harían? Es decir, Klaus es la decepción, el inútil, el drogadicto. Se lo dijo a sus captores antes y realmente lo piensa: Ni siquiera notarán que me fuí, secuestraron al tipo equivocado.
Además, todo el cuerpo le arde. Todo duele y quema y le cuesta respirar. La abstinencia es una perra.
—Oye, ¿recuerdas cuando éramos pequeños y entrenábamos en combate? —comienza a hablar Ben, en un intento por distraerlo. Klaus podría haber rodado los ojos ante el intento, pero está tan cansado que simplemente deja gemir y lo mira. Ben continúa:—Esa vez que te tocó pelear con Luther, teníamos once. Recuerdo que te arrojó de un solo golpe, no pudo calcular su fuerza. Papá esperaba crear rivalidades, como con Luther y Diego, pero tú levantaste con una sonrisa, como si no te hubiera golpeado, e hiciste una reverencia, ¡incluso elogiaste a Luther! Tuviste un moretón muy feo, pero ni siquiera estabas molesto, papá no tuvo lo que quería. Entonces lo supe, ¿sabes? No importó que te derribará con facilidad, tú eras más fuerte.
Las respiraciones de Klaus se han relajado, sus ojos verdes brillosos enfocados en Ben. Su hermano hace el ademán de poner una mano en su rodilla, y aunque no la toca, el gesto es lo que cuenta.
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Invisible | The Umbrella Academy.
Fanfiction«La Academia Umbrella era un grupo que sabía destacar, por su aspecto, habilidades y demás. La número ocho, Erin Hagrevees, no. Su talento siempre fue volverse invisible» Erin Hargreeves es una de los ocho. Antes, la conocían como The Spy. Antes, e...