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Dallas, Texas,
Enero, 1962Resulta que Erin a veces puede atravesar cosas.
Como, literalmente atravesar. Tal como una especie de fantasma de película, solo que ella no está muerta (desafortunadamente).
Y resulta también que no lo controla en lo absoluto, lo que es una mierda porque sucede en las situaciones más estúpidamente inconvenientes posibles. Sus manos se vuelven tangibles e intangibles a voluntad de una especie de extraña anomalía o poder que ciertamente no pide permiso para activarse o desactivarse. Y, hace solo unos días, apoyó su espalda en una pared y terminó cayendo en el departamento vecino, literalmente a través del muro que los separaba (la señora de los gatos de al lado gritó bastante, eso sí que fue difícil explicar).
Así que sí, una mierda. Pero está intentando descifrarlo.
Tiene todo el tiempo del mundo para hacerlo, aparentemente. Gracias por eso, Cinco.
En éste momento, se concentra en atravesar la pared de la sala a su habitación. Sin embargo, en el tercer intento lo único que ha conseguido es una especie de conmoción cerebral y mucha frustración acumulada.
Resopla, apoyando las manos en la mesa de la de centro. Solo que no se apoya, la atraviesa.
—¡Mierda! —exclama, cayéndose de cara al suelo mientras observa sus propias manos translúcidas—, ¿Es enserio?
Tiene que ser una jodida broma. Estos nuevos poderes son un asco absoluto. ¿Qué sentido tienen si solo funcionan cuando ellos quieren?
Se levanta de un salto cuando alguien toca a su puerta, mirándola con los ojos entrecerrados, alerta. Nadie debería estar tocando a su puerta.
Dios, me estoy volviendo tan paranoica como Diego.
Erin resopla. Tal vez solo sea su vecina que viene a reclamar por el ruido, como siempre. Así que se encoge de hombros, se arregla un poco su cabello desordenado (rubio con puntas azules) y abre la puerta.
La persona del otro del umbral no es en absoluto la señora Simmons, su anciana vecina. En cambio, se trata de una mujer joven, pelirroja, con rizos cortos que se elevan sobre sus hombros. Lleva un vestido discreto pero claramente costoso, así que debe tener excelente trabajo. Y lleva un maletín café y delgado en sus manos.
—Hola, ¿eres la famosa Erin? —saluda, curiosa. Y entra a su casa sin invitación, cerrando la puerta tras de sí y mirando el lugar con ojo crítico.
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Invisible | The Umbrella Academy.
Fanfiction«La Academia Umbrella era un grupo que sabía destacar, por su aspecto, habilidades y demás. La número ocho, Erin Hagrevees, no. Su talento siempre fue volverse invisible» Erin Hargreeves es una de los ocho. Antes, la conocían como The Spy. Antes, e...