27. "Viejas despedidas y nuevos propósitos"

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Hace 13 años

Erin se para sobre sus propios pies sin necesidad de las muletas y ella camina. No hay felicidad en el logro, sin embargo, sino solo una culpa muy profunda. ¿Por qué ella merece seguir viviendo cuando Ben no?

Su poder, su velocidad, está completamente roto. La chispa se ha ido, abandonando sus piernas que se sienten como porcelana pegada con pegamento.

Es un castigo justo. No merecía ese poder de todos modos. No fue suficiente cuando realmente importaba que lo fuera.

Se encuentra de pie frente a la estatua de Ben. Esa cosa de metal, fría vacía y desgarradora, que su padre llama "monumento en su honor". Ben no querría esto, una estúpida estatua que, aunque duele verla, Erin sabe que no le habría gustado.

La placa de bronce bajo la estatua pone: "Que la oscuridad dentro de ti encuentre paz en la luz"

Eso es injusto y horrible. Ben era la luz. El mejor de ellos.

Los ojos azules de Erin se llenan de lágrimas y ella se apresura a limpiarlas antes de que caigan. Se acabó, llorar y acurrucarse terminó. Su bolso pesa en su hombro, tiene poco y todo lo que cree que necesita. Ésta es su última parada antes de marcharse para siempre de ésta horrible casa, y sabe que en el mundo real no puede ser una niña llorosa si pretende sobrevivir.

Juguetea en su mano derecha con un reloj de plata de papá, que robó de su escritorio con manos rápidas y precisas. Tomar cosas, solo porque puede, la hace sentir que vuelve a tener cierto control.

Se inclina y posa su palma en la base de la estatua porque aunque sea inexacta y vacía, es todo lo que tiene para sentirse cerca de Ben.

—Adiós Ben —ella dice, su voz convertida en un hilo inestable y tembloroso. Una última lágrima baja por su pálida mejilla—. Te traeré un regalo cuando regrese.

No va a regresar y Ben no estará aquí para ningún regalo que pueda traerle, pero esa siempre fue su despedida cuando Erin se iba a misiones en solitario. No quiere, no puede, decir otra cosa.

Se aclara la garganta y se endereza, apartando la mano sus ojos vuelven a ser de hielo, fríos y aríscos en los bordes. La diversión en sus ojos es dura ahora, ya no más alegre y orgullosa y con un brillo hiperactivo y sincero. Esa Erin ya no existe.

Traga saliva y se acomoda el bolso. Tiene dinero, y si se le acaba, todavía tiene un plan: Simplemente lo tomará. Si algo le enseñó su padre, es que tiene el poder para tomar lo que quiera de donde sea, aún sin la supervelocidad. Tomará el siguiente avión a donde más lejos pueda llevarla.

Invisible | The Umbrella Academy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora