«La Academia Umbrella era un grupo que sabía destacar, por su aspecto, habilidades y demás. La número ocho, Erin Hagrevees, no. Su talento siempre fue volverse invisible»
Erin Hargreeves es una de los ocho.
Antes, la conocían como The Spy. Antes, e...
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El primer pensamiento de Klaus cuando los labios de Diego se posan sobre los de él abruptamente es ¿Qué demonios está pasando? y ¡Woah! Woah. Woah...
Sucede tan rápido que ni siquiera tiene tiempo para procesar realmente que es lo que está sucediendo. Los labios de Diego lo atacan con firmeza y saben a hotcakes con crema. Klaus se inclina un poco hacia atrás por la sorpresa, pero rápidamente cierra los ojos, sus manos colgando inútiles a los costados. Cree que podría llorar, enserio. ¿Cuánto tiempo lleva pensando en ésto y creyéndolo imposible?
Termina tan rápido como ha iniciado, pero se siente como una dulce eternidad. Diego se separa y junta las frentes de ambos, acariciando la mejilla de Klaus con el pulgar.
—Gracias —Diego murmura, su aliento cálido se entremezcla con el del contrario.
Por amor a la niña de la bicicleta, Klaus cree que acaba de dejar de respirar. Lo único que es capaz de hacer es devolverle la mirada a Diego con sus ojos verdes brillantes de amor y adoración y sorpresa y mil cosas más. Espera que, a falta de palabras, Diego pueda verlo en sus ojos.
Y luego otros escombros caen y tropiezan un poco hacia un lado, el momento rompiéndose cuando Diego ve a mamá en la ventana del segundo piso. Le gritan para que baje, pero ella, tan hermosa y serena como siempre, solo se despide a través de la ventana, Klaus tiene que hacer acopio de toda su fuerza para impedir que Diego corra adentro de nuevo y se mate también. Su corazón late rápido y lágrimas de empatía en sus ojos por el dolor en la voz de Diego.
La casa se derrumba por completo y, de repente, lo único que pueden hacer es acurrucarse el uno con el otro hasta que la caída de escombros pase.
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Una Vanya de trece años entra en la habitación de una Erin de trece años y la descubre guardando algo bajo una tabla. Erin se levanta de un salto y, con su supervelocidad, está sobre Vanya en menos de un segundo.
—¿Qué estás haciendo aquí? —espeta Erin, a la defensiva.
Vanya retrocede un paso, un poco intimidada por la rubia.
—Yo solo quería... ¿Qué es eso?
—Si no fueras tan pequeña y fácil de romper, te arrojaría de la habitación —Erin dice, a la defensiva—. En cambio, te pediré amablemente que te marches, ¿Bien?
—No-no-no diré nada, solo quería... Pensé que son horas libres y tal vez podríamos...
Erin cruza los brazos por sobre el pecho, claramente a la defensiva y preocupada exclusivamente por su pequeño escondite que Vanya acaba de ver. Se supone que es un secreto que solo comparte con Ben.
