Capítulo 13

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(Capítulo puede tener escenas delicadas y que puede herir sensibilidades)

2011

Clarke negó con la cabeza, no quería dar esa impresión, es como si la sociedad hubiera inculcado una imagen en su cabeza de como debía ser un pene, es decir, pues se lo imaginaba sin "pellejo" por así decirlo:

- No me parece horroroso.

Lexa torció el gesto y agachó la cabeza. En más de una ocasión si se le pasó por la cabeza operarse, no porque lo quisiera realmente, si no por encajar en la sociedad en el que aparentemente solo hay cabida para dos tipos de personas, las mujeres con vagina y los hombres con pene. Esa misma frase ya se lo había escuchado a Costia y aunque día a día intentaba seguir hacia delante, intentando no mostrarse débil ante aquellos que la deshumanizaron, la trataron como un bicho, un monstruo de circo, una "transformer" en el fondo si la afectaba ¿Cómo no le iba afectar? La rubia, al ver la reacción de Lexa se acercó a ella y la acarició la mejilla, no con pena, en ese momento sentía por la morena una mezcla de comprensión y admiración:

- Eres hermosa de los pies a la cabeza- se pegó más a la morena y posó su mano en su pecho- sobre todo, lo que más destaca de tu hermosura está aquí.

La morena se acercó y besó a la rubia, menos pasional que los besos de antes y más suaves, más dulces, más sentimental. Clarke se abrazó a la morena y le devolvió el beso con la misma dulzura:

- Si lo hubiera sabido antes- dijo Lexa al separarse un poco y juntó su frente- te hubiera pedido una cita hace años.

- El tiempo no se pude recuperar, pero si se puede intentar recompensar.

Lexa retrocedió un par de pasos hasta sentarse en el sofá cama, Clarke se puso a horcajadas sobre la morena y en cuestión de segundos sus labios ya estaban unidos, hablando en un idioma que solo ellos entendían, haciendo dominio de todas las terminaciones nerviosas, mandando señales al cerebro y del cerebro hasta sus sexos. La rubia dejó escapar un suspiro en la boca de la morena mientras movía su pelvis inconscientemente. Lexa bajó sus manos por la espalda de Clarke hasta acariciar sus glúteos. Clarke se separó un poco, con las mejillas pintadas de rojo, Lexa dibujó media sonrisa:

- ¿qué?

- No quiero que pienses que me da asco tocarte- comenzó a decir tímida- al contrario, quiero hacerlo, es que me da vergüenza, tengo miedo de hacerlo mal o hacerte daño.

- Clarke, nadie nace sabiendo, ni tienes porque saber qué o cómo me gusta de primeras- sonrió- ni siquiera sé que me gusta aún.

No iba a decirle a Clarke los detalles escabrosos de las tres veces que Costia se atrevió a masturbarla, pero es que tampoco fuese nada diferente a cuando se daba el autogustoso. Bueno, sí, que otra persona era quien llevaba el ritmo y siempre daba la sensación de ese tipo de ritmo de ¡Venga, acaba ya!:

- Debo de sonar cruel por lo que te voy a decir, pero eso me da un poco de alivio, me hace sentir que no estoy sola.

Lexa curvó la comisura de los labios:

- No es ser cruel.

Se miraron durante unos segundos y volvieron a retomar los adictivos besos. Era extraño, estaban desnudas, excitadas y jamás pensaría que en una situación así existiría tanta comunicación, eso le gustaba, le relajaba y le llenaba de confianza a la rubia, a ambas. Quizás fuese la razón por la que Clarke desde la primera vez que estuvo en ese velero, intuía que podía entregarse a Lexa sin miedos. Con cuidado de no ser muy brusca la morena abrazó a la rubia y giró hasta que dio con la espalda en el sofá cama y se posicionó entre sus piernas, entre besos fue descendiendo y bueno, Clarke cerró los ojos, se había atrevido a quedar desnuda delante de la ojiverde, pero no implicaba a que aun tuviera la valentía de tomar contacto visual mientras Lexa surcaba entre besos por su cuerpo hasta llegar a su fuente de deseo y beber de ella entre sutiles movimientos de lengua, de arriba abajo, aferrándose a sus muslos endureció su lengua para introducirla por su obertura. Clarke sin poder controlarse dejó escapar un sonoro jadeo. Lexa hizo ese mimo gesto y de nuevo lamió de arriba abajo, empleando pequeñas succiones para exponer más el clítoris y torturarlo. Clarke la atrajo más a su sexo y se liberó en su boca entre temblores y gemidos ahogados. Lexa sonriente ascendió hasta colocarse entre sus piernas, sus labios brillaban por los fluidos que no terminó de relamerse. Clarke dejó escapar una risita y se tapó la cara:

Aguas tranquilasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora