capítulo 18

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 2011

Clarke estaba enfrente del calendario, días tachados y más días tachados, haciendo cuentas, no quería preocuparse, porque no era una persona que tuviese la regla puntual, dependiendo de las épocas, si son de exámenes o de mucho estrés suele adelantarse o atrasarse, solo habían pasado tres días, su récord ha sido cinco días y para más inri bajarle la regla al siguiente mes dos veces. Como había comentado, en las épocas de más estrés, por el resto del año solía ser más o menos intuitivo cuando iba a aparecer y en época de vacaciones no da guerra, a lo mejor era por estar con Lexa, que la alteraba las hormonas, había pasado de tener un par de calenturas espontaneas a la semana a estar caliente casi toda la semana que estaba con ella y eso que no tenían relaciones sexuales todas las veces que se veían, Lexa trabajaba y tenía sus ahorros, pero tampoco se los iba a gastar todos en condones. El problema es que últimamente se notaba extraña, los olores se habían intensificado, incluso fue capaz de oler el aliento de su padre mientras desayunaban y estaba a la otra punta de la mesa, eso le generaba muchas nauseas, porque había olores agradables y otros muy desagradables.

Los pitidos de una camioneta la sacaron de sus cavilaciones y se asomo por la ventana, Lexa había estacionado enfrente de su casa y estaba apoyada en la parte lateral, sonrió cuando vio cuando Clarke asomaba por la ventana y agitó la mano:

- Enseguida bajo.

Clarke bajó por las escaleras y pasó por la cocina para avisar a su madre:

- Me voy con Lexa a dar una vuelta.

- Muy bien cariño, pásalo bien, pero siempre con cautela.

Clarke puso los ojos en blanco, desde que las pillaron debajo de la cascada siempre le decía lo mismo, aunque en otra familia ni la dejarían salir de nuevo, así que en eso tenía suerte. Ni día de película o serie, ni playa, ni velero, ni ir a la heladería, Lexa quería hacer algo nuevo, así que aprovechó que el ferri iba y venía ese día, solo para ir al cine de la ciudad más cercana. Ya había salido a comprar piezas para el taller con su padre y conocía un centro comercial, otro ambiente sin tener que soportar a los idiotas de siempre. Clarke disfrutó mirando escaparates, algo que Lexa no entendía de la gente, es como mirar y disfrutar de algo que nunca van a comprarse o de diez cosas solo podrán comprar una o dos, era casi un ritual masoquista.

Tuvieron un debate para escoger la película, Clarke quería Crepúsculo: Amanecer parte 1 y Lexa quería ver Transformers: el lado oscuro de la luna y ahí había un problema, Lexa no había visto ni una de las películas de la saga de crepúsculo y Clarke no había visto ni una de Transformers, por lo que terminaron entrando a ver la película de Los Pitufos. Lexa pagó las entradas, los refrescos y una de palomitas que compartieron, mientras que Clarke seria quien pagaría la comida en la zona de restaurantes de comida rápida, evitando las típicas hamburguesas, las dos prefirieron un bocadillo y una botella de agua:

- Demasiado pitufo para una pitufina.

Clarke miró con el ceño fruncido a Lexa:

- Tienes una mente muy sucia.

- Acepta que hay una enorme descompensación en cuanto a población masculina y femenina, de alguna forma se tienen que reproducir.

- A los pitufos los trae la cigüeña cada luna azul, no los pare Pitufina.

Lexa carcajeó:

- No, pobrecita si tiene que hacerlo.

Lexa se terminó el ultimo bocado del bocadillo y miró su reloj:

- Tenemos que irnos o perdemos el ultimo ferri y ya si que volvemos nadando.

- Te diría de ir a la aventura en plan mochileras por la carretera si eso ocurre.

Aguas tranquilasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora